Esperanza en El SufrimientoMuestra

¡No más lágrimas!

Noches oscuras del alma:

En la travesía de la vida, existen etapas que se tornan en noches oscuras para el alma. David, en uno de sus Salmos, plasmó este sentir con profundas palabras: "¿Hasta cuándo, Señor me seguirás olvidando? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro? ¿Hasta cuándo he de estar angustiado y he de sufrir cada día en mi corazón? ¿Hasta cuándo el enemigo me seguirá dominando?" (Salmo 13:1-2).

Preguntas llenas de lágrimas:

Esos "¿hasta cuándo?" se transforman en oraciones empapadas de lágrimas, nublando la visión del futuro. "¿Hasta cuándo esta relación que me consume? ¿Hasta cuándo mis preguntas sin respuesta? ¿Hasta cuándo sufriré la ausencia de mi padre? ¿Hasta cuándo esta enfermedad? ¿Hasta cuándo las finanzas esclavizándome?".

Dudas y desolación:

Las lágrimas se convierten en el pan de día y de noche, y la pregunta que ronda por los pensamientos es: "¿Dónde está Dios? ¿Acaso me ha abandonado?". A pesar de buscarlo con anhelo, no logras verlo, ni escucharlo, ni sentirlo. Las oraciones se convierten en una pesada carga, las palabras no fluyen como antes, no hay una nueva canción para Él, ni declaraciones de "te amaré con todas mis fuerzas, mi alma y mi corazón".

La Escritura como un tesoro perdido:

La Escritura, que antes era una fuente de fuerza y aliento, ya no es una lámpara a tus pies, ni miel para tu boca. Se convierte en un tesoro que, por más que intentas encontrar, no logras alcanzar. Las ventanas de los cielos parecen estar cerradas, buscas y no encuentras, llamas y no responden, tocas y no abren.

Dios en la oscuridad:

En estos momentos donde crees que Dios está más lejos, es donde Él se encuentra más cerca de ti. Tu sufrimiento es el grito de Dios hablándote: "Dios nos susurra a través de la creación, nos habla a través de las Escrituras y nos grita a través del sufrimiento" (C. S. Lewis). Un corazón quebrantado es el lugar ideal para el trabajo del Alfarero que está forjando el carácter de Jesús en sus hijos. ¿Dónde está Dios? Ahí, justo a tu lado. Estás en sus manos.

El quebrantamiento y la compasión divina:

El quebrantamiento de corazón atrae la compasión del Señor manifestada en su presencia y salvación (Salmo 34:18). Acércate a Dios, sigue tocando, llamando y buscando, sigue confiando y esperando, porque nuestro Dios es compasivo. Él sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas (Salmo 147:3).

El dolor transformado:

Tu dolor en manos del Señor no es en vano. Al final del proceso, serás más como Él, lo habrás conocido mejor. Al igual que Job podrás decir: "Antes solo había escuchado de ti, pero ahora te puedo ver". Esta es la grandeza de nuestro Dios, quien puede convertir la herida en una cicatriz que, cuando los demás la vean, puedan tener esperanza y consolación.

La esperanza en Cristo:

Jesús, el Hijo de Dios, que pasó por un sufrimiento tan grande que lo llevó a la muerte, nos dio vida para liberarnos del pecado y de la separación eterna de Dios. Nuestra esperanza firme es que un día se removerán definitivamente los efectos del mal y Dios mismo secará nuestras lágrimas. Es preciosa esta imagen, pues habrá tanta cercanía e intimidad que su mano estará en nuestra mejilla.

El sufrimiento no es un signo de la ausencia de Dios, sino una oportunidad para acercarnos a Él y experimentar su compasión y poder transformador. En medio de las lágrimas y la oscuridad, Él está ahí, a nuestro lado, sosteniéndonos y guiándonos hacia una nueva temporada.

Preguntas de reflexión:

• ¿Cuáles son las preguntas que te han surgido en medio del sufrimiento? ¿Cómo has encontrado respuestas o consuelo?
• ¿En qué momentos has sentido que Dios estaba más cerca de ti, incluso en medio del dolor?
• ¿Cómo ha transformado tu perspectiva de Dios y de la vida el haber experimentado el quebrantamiento y la compasión del Señor?
• ¿Qué mensaje de esperanza puedes compartir con alguien que está pasando por un momento difícil?

Por: Margarita Orozco, Creadora de contenido de Conectar Global

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