Logo de YouVersion
Ícono Búsqueda

¿Qué hacer cuando ya no sé qué hacer?Muestra

¿Qué hacer cuando ya no sé qué hacer?

DÍA 2 DE 3

Despojarse del “Yo”.

¿Cuántas veces escuchaste, o quizá incluso dijiste, las famosas frases “yo soy así”, “al que le guste bien, y al que no, ¡que se vaya!”, “nací así, no fue una decisión" o "no puedo cambiar mi personalidad, ¡soy así!"?

Aunque estas frases en determinados contextos puedan parecer muy nobles, ocultan detrás una realidad que no debería existir en la vida de quienes entregaron su vida a Jesús. Parte del compromiso que asumimos en el momento en que decidimos seguir a Jesús es no solo entregarle nuestras cargas, sino todas las áreas de nuestra vida. Si confiamos en Dios para que cargue nuestros pecados y mochilas, cuánto más deberíamos confiar para dejar el resto de las cosas en sus manos. Aferrarnos a nuestra forma de ser es una clara evidencia de que no le estamos entregando todas las áreas de nuestra vida al Señor. Somos responsables de lo que dejamos en las manos de Dios y sobre todo de aquello que aún sabiendo que no es lo correcto, mantenemos en nuestras manos. A lo largo de mi vida me he encontrado con personas que hacen un genuino esfuerzo por cambiar y mejorar, sin embargo, se rinden. Comienzan a sentirse cansados y al ver que efectivamente con sus fuerzas es imposible, tiran la toalla...Es cierto que quizá con tus fuerzas sea imposible cambiar, pero, ¡con las fuerzas que nos da Dios sí es posible!

Sin dudas Dios nos creó con una personalidad única y distintiva, con dones y características particulares que no desea cambiar. Sin embargo, nosotros hemos adoptado patrones de conducta a lo largo de nuestras vidas que nada tienen que ver con el diseño de Dios, sino que son producto de nuestras vivencias, aprendizajes y de nuestra naturaleza pecaminosa. La voluntad de Dios es que seamos transformados y moldeados a su imagen. 2da de Corintios 3:18 dice que el cambio viene del Espíritu. Desde el día que aceptamos a Jesús en nuestro corazón tenemos al Espíritu con nosotros, por lo tanto, también tenemos la capacidad de ser transformados y cambiar.

Te traigo 3 pasos prácticos para que, de una vez por todas, puedas despojarte del “yo”.

  • Identificar: aunque no tengo dudas de que tú y yo ya conocemos varios de los patrones que nos alejan de la voluntad de Dios, también sé que hay muchos que por más que intentemos identificar, se nos escapan. Personalmente soy testimonio de que Dios coloca en nuestras vidas personas que están dispuestas a ayudarnos a mejorar si nosotros nos disponemos a ser receptivos y escuchar con humildad. Habitualmente las personas con las que más compartimos nuestro tiempo son las herramientas que Dios utiliza para mostrarnos qué áreas de nuestra personalidad quiere que le entreguemos a Él. Las personas que llegan a tu vida como regalo de Dios definitivamente no van a aplaudir todo lo que haces, sino que te van a llevar a ser mejor...Pero como toda mejora, requiere esfuerzo y conlleva incomodidad. No vas a ser mejor persona simplemente por compartir tiempo con alguien. Tu corazón debe estar dispuesto a aprender y escuchar con humildad lo que tiene para enseñarte. Las personas que Dios pone en tu vida no llegan a transformarte, salvarte o cambiarte pero sí a colaborar con que Dios te transforme, te cambie y te lleve a esa vida que Él diseñó para ti. Proverbios 27:17 nos dice “el hierro se pule con el hierro, y el hombre con el trato con el hombre”. Necesitamos de los demás para ser mejores.
  • Arrepentirse: Uno nunca buscará cambiar aquello que no cree incorrecto. Proverbios dice “hay caminos que al hombre le parecen derechos, pero su fin es camino de muerte”. Debemos aceptar aquellas excusas basadas en nuestro orgullo que nos alejan de la voluntad de Dios. Muchas veces pensamos en la voluntad de Dios como un proyecto secreto y rodeado de misterio que no se nos revela. ¡Cuán equivocados estamos! Prestando atención a la Palabra de Dios podemos conocer su voluntad que es explícita y clara. La Biblia nos dice que la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta. La voluntad de Dios es que lo honremos con nuestras vidas, que aceptemos nuestras debilidades y nuestro poco dominio sobre ellas, que nos arrepintamos de corazón, que las dejemos en manos de Él y dejemos que nos transforme. No hay tal misterio. La voluntad de Dios es que tengamos corazones humildes y dispuestos a obedecerlo. Él busca que nos rindamos completamente ante su amor.
  • Disponerse a cambiar: Quizá la parte más complicada... Debemos entender que nosotros no estamos esperando a que Dios se acerque y nos transforme, Él está esperando a que nosotros nos acerquemos con un corazón humilde y nos dejemos transformar. Quizá tu situación parezca más complicada que la de muchos, o tengas alguna actitud o pecado tan recurrente o dominante en tu vida que te haga pensar “Nací así, ya no puedo cambiar”.Una vez mas, Jesús tiene ls solución. Jesús te dice: TE ES NECESARIO NACER DE NUEVO. Él siempre encuentra la forma. Siempre tiene las respuestas a todas tus excusas. Él siempre está ahí y solo de nosotros depende estar dispuestos a escucharlo. Nosotros nos disponemos en la medida que renovamos nuestro entendimiento en la Palabra de Dios y comprendemos que sus formas son infinitamente mejores que las nuestras. El sacrificio de Jesús en la cruz no solo nos brinda perdón, sino que también transforma quienes somos, nos da una nueva identidad en Él y nos hace alcanzar la mejor versión de nosotros mismos. Ese es el efecto de la cruz de Jesús en nuestra vida. Gálatas 2:20 dice “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más Cristo vive en mí…”. Juan 3:30 nos dice“es necesario que Él crezca , pero que yo mengüe”. Que en nuestra vida haya menos “yo soy así” y más “Cristo es así”. Cuanto menos de mí, más de Dios.

Pidamos a Dios la humildad necesaria para disponernos a cambiar y roguemos su perdón por las veces que nos enojamos o nos resistimos ante una critica constructiva... Pidamos perdón por las veces que nuestro orgullo hizo que pensáramos que somos autosuficientes como para transitar por esta vida siguiendo nuestra propia voluntad. Agradezcamos por las personas que Él coloca en nuestra vida para acompañaros y pulirnos. Pidamos que ablande nuestro corazón, nos muestre cuáles áreas de nuestra vida falta entregarle por completo y que nos ayude a poder entregárselas con total confianza, porque Él cuida de nosotros.

Dios, gracias porque cuando aceptamos nuestra debilidad, tu poder se perfecciona en nosotros.

Día 1Día 3