Firmeza Y ReconstruciónMuestra

Responsables de nuestras elecciones

Ten tu Biblia abierta en Nahum 3:1-4

Siempre debemos recordar que todo tiene consecuencias y que somos responsables de nuestras decisiones. Cuando la persona se aleja de Dios, comienza a ver cambios que no puede comprender ni soportar. Es similar a un terremoto, esto es el resultado inevitable del caos.

Paráfrasis: “La Palabra de Dios nos advierte que en nuestro caminar en Cristo tendremos aflicción, y aunque podemos soportar todas las cargas, si estamos unidos a él, podremos superar las pruebas”. Sin embargo, solos no podremos trabajar con nuestras propias fuerzas. Por ejemplo, si comenzáramos a levantar algunos bloques, nos cansaríamos si no tomáramos descansos y nos hidratáramos, y nos desanimaríamos en continuar la obra.

Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo. Juan 16:33

En el tercer capítulo de Nahúm se mencionan numerosos casos de ciudades enteras que han sido destruidas y abandonadas debido a la corrupción, la maldad y la desobediencia. Por lo tanto, cuando nos alejamos de Dios, entramos en una destrucción espiritual a través de la desobediencia, el pecado. Empezamos a experimentar el sufrimiento y el fracaso. Incluso si enfrentamos dificultades o caemos en tentaciones, debemos seguir la palabra de Dios y trabajar día a día para vivir una vida justa, honesta y amable, viviendo en obediencia viniendo a los pies de Jesús en lugar de seguir nuestros propios deseos.

Cuando entramos en el proceso de la batalla, también nos puede llevar a destruir nuestra vida personal. Porque si no estamos fuertes en la Palabra, podemos caer y alejarnos de Dios. Esto nos afecta a nivel emocional y espiritual, cuando no entendemos por qué Dios permite estas batallas en nuestro camino.

Aunque sabemos que la vida es frágil y que nuestro tiempo es limitado, conocer los tiempos de Dios no nos hace tomar unas pausas para reflexionar y aprovechar cada día. Conocer los tiempos de Dios nos motiva a vivir nuestra vida al máximo y sin apuros, incluso si no entendemos todo.

Buscar nuestros sueños junto a Dios nos ayuda a ser responsables en nuestras decisiones y a disfrutar el tiempo buscando la dirección de Dios para no caer en la destrucción, sino en una reconstrucción que nos permita estar firmes ante las trampas de este mundo que nos llevan al pecado.

Siempre debes mantenerte en el camino correcto, incluso si el terreno es pedregoso, porque esas piedras son necesarias.