La Revolución

"Estoy aquí para iniciar una revolución. No una revuelta. Hablo de un cambio radical".

Palabras poderosas. Una revolución. ¿Un cambio radical?

¿Formas parte de esa revolución?

¿Formas parte de ese cambio?

Al comienzo del Sermón de la Montaña, Jesús pronuncia ocho veces la palabra "Bienaventurados". Bienaventurados seréis cuando...". Vuelve a leerlo. Todas ellas son cosas que reflejan algo de esa "revolución", algo de ese "cambio radical". Una revolución que tiene un aspecto muy distinto del que cabría esperar en un principio.

Imagina una revolución de bienaventurados:

• Humildes
• Plañideras
• Mansos
• Buscadores de derechos
• Misericordiosos
• Puros del corazón
• Pacificadores
• Perseguidos

¿Qué aspecto tendrían? ¿Querrías pertenecer a ella? No se trata de una lista selectiva, sino de todas y cada una de las cosas que son fundamentales para el Reino de Dios. Por cierto, no te fijes sólo en estas palabras, sino también en las frases que las siguen. Qué maravillosas promesas les hace Jesús.

Esto es revolucionario.

Esto es una revolución.

Una revolución hacia mejor.

Una revolución, no sólo para entonces.

Imagina que esto fuera así hoy…

Volvamos por un momento a la audiencia a la que se dirigía Jesús. Claro que había muchos, pero ante todo, esta enseñanza e invitación son para los discípulos . Vuelve a leer el versículo 1. Discípulos. Seguidores. Los que dicen "Señor" a Jesús.

¿Lo estás haciendo?

¿Y tú?

Jesús tiene una invitación: Únete y participa en esta revolución.

"La revolución de Jesús".

¿Cuál es tu reacción?

Reflexiona sobre las siguientes preguntas:

• ¿Cómo escuchas estas palabras de Jesús?
• ¿Te gustaría formar parte de esta "Revolución de Jesús"? ¿Qué aspecto tendría?

Ora: "Señor, Tú no viniste a hacer pequeños cambios aquí y allá, sino que lo que tenías en mente era un cambio radical. Una orientación completamente nueva. Una vida centrada en Ti, y en los que nos rodean. Señor, ayúdame a vivir y compartir estos valores que Tú compartes. Amén".