El velo del templo es rasgado en dos: El camino de regreso a Dios

En su interior, el templo tenía dos partes: La primera parte se llamaba el lugar Santo, y la segunda, el Lugar Santísimo o el Santísimo, era donde se manifestaba la presencia de Dios: Era su morada en la tierra. Una gran y gruesa cortina, o velo, cubría la entrada al Lugar Santísimo. Era una barrera que impedía a la gente entrar en la presencia de Dios, y simbolizaba el pecado, que nos separa de Dios.

La paga del pecado es la muerte (Ro. 6. 23), por lo que no había perdón sin el sacrificio de sangre para expiar el pecado (Heb. 9. 22). Como todos los hombres eran pecadores, nadie podía pasar más allá del velo a la presencia santa y pura de Dios o moriría. Sólo el sumo sacerdote podía pasar tras el velo una vez al año y traer la sangre de animales sacrificados para hacer las paces con Dios y recibir el perdón por los pecados del pueblo. El velo seguía siendo un recordatorio constante de la barrera del pecado que impedía a la gente tener una verdadera comunión con Dios.

Jesús fue el primero y el único que vivió sin pecado, por lo que tenía poder sobre el pecado y la muerte. Cuando Jesús murió en la cruz del Calvario, sucedió algo verdaderamente significativo: El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo (Mt. 27. 50-51). Con su propia sangre, Jesús había expiado de una vez por todas nuestros pecados y abierto el camino de regreso al Padre, simbolizado por la rasgadura del velo. Esta fue una poderosa demostración de la victoria final de Jesús sobre el pecado y la muerte. Ahora todos, judíos y no judíos, que son discípulos de Jesús pueden acudir al trono de la gracia y recibir gracia para ayudar a su debido tiempo (Heb. 10. 19-22; Heb. 4. 16).

Poco después, el día de Pentecostés, el Espíritu Santo vino a la tierra para morar en los discípulos de Jesús. Este fue el comienzo del Nuevo Pacto: La morada del Espíritu ya no estaba en el templo físico, ¡sino que nosotros mismos estamos llamados a ser el templo de Dios! Y así como el templo de Jerusalén era santo y puro, nosotros, como templo de Dios en el Nuevo Pacto, debemos vivir vidas santas y puras para la gloria de Dios.

Lee más sobre el velo y el significado de la obra de Jesús en los versículos bíblicos, y experimenta el poderoso momento en que la cortina del templo fue rasgada en este breve video.

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