Míralo conmigo

Buscando la perspectiva de Jesús

"Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino" (Salmo 119:105).

Estoy mirando el Océano Atlántico mientras escribo este devocional. Vamos a pasar unos días con la familia en la casa de playa de un amigo. El descanso del clima helado en casa es muy motivador para este chico, ya que paso gran parte de mi tiempo reflexionando y escribiendo. Es un regalo inmerecido de mi Rey, y lo acepto con gusto, con profunda gratitud a Él. No me daba cuenta de cómo me estaba afectando la oscuridad del invierno en casa. Me encanta el noroeste de Arkansas; Las primaveras, los veranos y las caídas son simplemente maravillosos. Sin embargo, los inviernos se vuelven sombríos porque los árboles son despojados de sus hojas verdes. A veces me afecta. Volver a los verdes pinos del sur y caminar por una playa soleada le devuelve la vitalidad a este viejo sureño. Ha sido un gozoso alivio ya que el Señor me está refrescando y dándome un nuevo entusiasmo para volver al trabajo en el que estaba involucrado antes de irme de casa.

Debido a mi amor por el mar y mi historia con él, no puedo evitar ofrecer algunas analogías náuticas y compartir las conexiones que he experimentado con el océano y la palabra de Dios. La escritura anterior realmente me impacta, ya que Su palabra me ha guiado constantemente a través de algunas "tormentas" peligrosas y aterradoras en la vida, que también han incluido algo de mal tiempo en un bote. El barco se hundió con tres de nosotros a unas catorce millas en el Golfo de México, y con la experiencia llegó la aleccionadora comprensión de cómo el peligro puede unirse al placer de la navegación. Hace treinta años, yo era un aventurero que tomaba riesgos, y ese episodio me llamó la atención. Llegamos sanos y salvos y la Guardia Costera nos recogió en una isla a la que podíamos llegar. Llegamos a casa unas horas más tarde. ¿Desalentó mi amor por el mar? Debes escuchar lo que sucedió en casa esa tarde para darte una idea de cómo era yo entonces. Mi esposa llegó a casa después de una mañana de compras y se sorprendió de verme en casa tan temprano, ya que la mayoría de mis viajes en el golfo duraban todo el día. Me vio mirando los anuncios en el periódico. Me preguntó: "¿Qué haces en casa tan temprano?" Respondí rápidamente: "Mi barco se hundió", mientras seguía mirando el periódico. Bastante sorprendida por mi anuncio y sabiendo que perder mi barco sería un gran problema para mí, me preguntó: "¿Qué estás haciendo ahora?" Le respondí mientras seguía leyendo los anuncios: "¡Buscando otro barco!" Mi peligrosa experiencia no me desanimó del mar. Pero me hizo muy respetuoso con él. Seguí aventurándome, pero no sin una inquietud que me acompañó hasta que aprendí a navegar en condiciones peligrosas.

Me convertí en un mejor marinero a medida que aprendía prácticas de navegación más seguras. Esto era antes del GPS, por lo que la brújula, el buscador de profundidad y las cartas me dieron seguridad, y los marcadores de navegación, como un faro o boyas marinas, me dieron una sensación de familiaridad con el área del golfo en la que me encontraba. Mi mayor comodidad provenía de ver visualmente esos marcadores porque eran más fáciles de entender que las cartas, las brújulas y los buscadores de profundidad. Podía verlos, tocarlos e incluso anclarme a ellos si era necesario. A veces, estaban oscurecidos por la niebla o la lluvia, o no estaban disponibles en el mar abierto más profundo. Si eso ocurría, mi único "salvavidas" para sobrevivir en la niebla o en mar abierto eran esos instrumentos de navegación. A medida que crecí como marinero, entendí que el marinero debía aprender a usar estos instrumentos. Si no lo hace, es posible que no regrese a casa; Si lo hace, es probable que no regrese al mar. También aprendí que tenía que confiar en esos instrumentos. Créeme, cuando estés en la niebla, jurarás que la brújula está rota y no funciona correctamente, porque la mente es fácilmente engañada por la "oscuridad". La brújula nunca me falló, aunque hubo momentos en los que dudé de ella. Me hubiera encantado poder ver las cosas en lugar de depender desesperadamente de una fe ciega en la brújula. Pero, fue en el aferramiento desesperado y la dependencia de la brújula para atravesar la oscuridad del mar que me convertí en un mejor marinero y, también, conecté la palabra de Dios como mi brújula para la vida. Llegué a comprender que Su palabra, como la brújula, me guiaría a través de las tormentas de mi vida y la visión oscurecida que a menudo me envuelve. La palabra de Dios se convirtió en mi brújula para la vida, que es donde me conecto con la escritura anterior.

• La Palabra de Dios - Nuestro Horizonte: "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir y para instruir en justicia: (2 Timoteo 3:16). –Hay una condición en la navegación llamada mareo. Es el resultado de una perspectiva desorientada provocada por las olas, el bote que cabecea y nuestro oído interno se ve afectado por él. Para estabilizarlo, descubrí una técnica: fijar la vista en algo estable, como el horizonte o una isla. Esto ayudaría a mi oído interno a estabilizar y calmar mi mareo. Del mismo modo, vivimos en un mundo en constante cambio. Lo que más se cuestiona hoy en día se enmarca en la ética, el comportamiento y las perspectivas. Desde que se nos dice que no hay absolutos morales o éticos, o religiosos, el mundo en el que vivimos se ha encontrado arriba y abajo como las olas en el mar y se ha desorientado. Un hombre de Dios necesita tener su propio punto de referencia que no esté dictado por las normas cambiantes del mundo. Necesita un punto de referencia para que estabilice su hombre interior cuando fije sus ojos en él. La Palabra de Dios ofrece esta estabilidad como ninguna otra cosa puede hacerlo.
• La Palabra de Dios - Nuestra Brújula: "Confía en Dios desde el fondo de tu corazón; No trates de resolver todo por tu cuenta. Escucha la voz de Dios en todo lo que haces; dondequiera que vayas, él es el que te mantendrá en el camino" (Prov. 3:5-12 El Mensaje). Como dije antes, cuando la oscuridad de la niebla te rodea en un bote, ocurre un tipo diferente de desorientación. Las dudas, los miedos y el estado de alerta están al límite, incluso hasta el punto de que puede conducir a la "parálisis por análisis". Aquí es donde no puedes, ni debes, confiar en lo que sientes o en lo que sientes. Debes confiar en tu brújula, no en tus sentimientos. Lo mismo ocurre con la desorientación que proviene de las malas obras y las malas noticias que nos llegan como una niebla. Un hombre de Dios necesita una brújula que le muestre el curso correcto y un plan de acción correcto cuando se enfrenta a estas cosas, y está motivado por la fe, no por el miedo. La palabra de Dios es un hombre de la brújula de Dios. "No tendrá miedo a las malas noticias; su corazón es firme, confiado en el Señor" (Salmos 112:7).
• La Palabra de Dios - Nuestras Cartas: "Guiaré a los ciegos por caminos que no han conocido, por sendas desconocidas los guiaré; Convertiré las tinieblas en luz delante de ellos, y allanaré los lugares ásperos. Estas son las cosas que haré; No los abandonaré" (Isaías 42:16). Mis expediciones de pesca en el Golfo de México también incluyeron la exploración del pantano de Luisiana, que estaba casi al sur de la costa del Golfo de Mississippi. Estas marismas de agua salada eran una serie de islas pantanosas que nos dieron la mejor gallineta nórdica que se podía pescar. El problema es que podría perderme fácilmente a menos que siguiera las tablas. Una isla se parece a todas las demás, y en poco tiempo, la desorientación la volvería a establecer. Las cartas me ayudarían a identificar las islas y mi rumbo para encontrar la salida de ellas. La palabra de Dios es similar a la de un hombre de Dios. Su palabra nos muestra una carta que nos guiará a través de un territorio desconocido. Su palabra nos ayuda a identificar una "salida" de la confusión que a menudo enfrentamos en la vida. Al igual que la brújula, debemos confiar en Su carta (la Palabra), porque está actualizada y es relevante.
• La Palabra de Dios - Nuestro Buscador de Profundidades: "Y andaré en libertad y tranquilidad, porque he buscado y consultado [y requerido desesperadamente] Tus preceptos" (Salmo 119:45 Biblia Amplificada). El buscador de profundidad mide la profundidad debajo del bote. Su mayor propósito de seguridad es evitar que el marinero encalle. Debido a los arrecifes de ostras y los bancos poco profundos que con frecuencia nos sorprendían cuando viajábamos a través de aguas desconocidas en el golfo y las marismas, nuestros ojos tenían que estar constantemente observando la tendencia de este indicador, o de lo contrario podríamos convertirnos en un naufragio. El mandato era mantenerse alerta y estar atento a la elevación del terreno debajo del barco. La palabra de Dios nos hace estar alerta a las tendencias en nuestra vida que podrían llevarnos a un naufragio. Uno de los mayores indicadores de un naufragio espiritual es cuando nuestro buscador de profundidad espiritual comienza a alertarnos sobre una condición peligrosa llamada "cristianismo casual". La palabra "casual" precede inmediatamente a "casualty" en el diccionario. Cuando somos casuales en nuestra búsqueda de una relación duradera con Cristo y no nos protegemos a nosotros mismos y a nuestras familias contra los peligros que enfrentamos como hombres de Dios, es probable que estemos enfrentando un "naufragio" desgarrador en el futuro. La palabra de Dios nos alertará sobre las intrigas del enemigo y los peligros que enfrentamos como creyentes. Pero no podemos ser casuales al respecto. Debemos estar en alerta máxima. Comprometernos con la Palabra de Dios diariamente nos dará la sabiduría que necesitamos para convertirnos en buenos marineros mientras navegamos nuestras vidas a través de las tormentas que inevitablemente enfrentaremos.