¡Obedece O...!Muestra

Quisiera comenzar esta serie de reflexiones con una historia:

“Había una vez un hombre muy devoto llamado Juan. Él siempre confiaba en Dios para guiar sus decisiones. Un día, Juan decidió que quería hacer una gran caminata por el bosque para encontrar paz y reflexionar. Antes de salir, Juan oró y le pidió a Dios que lo guiara y que lo protegiera.

Mientras caminaba, Juan se encontró con un cruce. En el camino había dos senderos: uno que parecía más fácil y recto, y otro que estaba lleno de curvas y subidas empinadas. Juan se detuvo y oró: <<Señor, muéstrame el camino correcto>>. Justo en ese momento, una hoja cayó de un árbol y aterrizó en el sendero complicado.

Juan tomó esto como una señal y decidió seguir el camino más difícil, confiando en que era lo que Dios quería para él. Después de unas horas de ardua caminata, Juan estaba agotado y comenzó a dudar de su elección.

“Señor, ¿realmente me dijiste que tomara este camino?”, preguntó en voz alta. De repente, escuchó un sonido fuerte detrás de él. Al volverse, vio un oso enorme acercándose rápidamente. Sin pensarlo dos veces, Juan comenzó a correr cuesta abajo por el sendero, con el oso persiguiéndolo de cerca.

En desesperación, nuevamente Juan oró: "Señor, ayúdame a escapar de este oso". En ese momento tropezó con una raíz y rodó colina abajo hasta que aterrizó en el río. Se detuvo al borde del agua, empapado y jadeando. Juan se levantó, miró al cielo y, con una sonrisa, dijo: "Gracias, Señor, ahora entiendo que a veces el camino difícil nos salva de los peligros que no podemos ver".

¿Has estado tú en una situación como esta en algún momento de tu vida? No enfrentando un oso, por supuesto, pero sí cuestionando las decisiones que has tomado en algún momento o, peor aún, te encuentras en una situación donde a lo mejor estás cuestionando las decisiones de Dios sobre tu vida.

Propongo que meditemos sobre esta pregunta: ¿Cuál es el fin último del ser humano? ¿Por qué nos levantamos todos los días de la cama? ¿Cuál es la razón fundamental de nuestra existencia? ¿Qué nos motiva a vivir? La única respuesta valida está en el Señor. Nuestro fin último es el Señor. Nuestro fin es llegar al puerto seguro del Señor. Para eso vivimos, existimos y somos.

Y luego de partir de este lugar que llamamos tierra algún día, estaremos con Dios, disfrutando de Él por la eternidad. Y para que podamos disfrutar de Dios por siempre, sí o sí, necesitamos aprender a obedecerle aquí; de lo contrario, nos perderemos en el camino. Algo interesante de nuestra fe en Dios es saber que nosotros sabemos para dónde vamos. Pero, aquellos que no saben para dónde van cualquier camino les sirve y muy seguramente más fácil se perderán.

La verdadera obediencia se revela y se prueba en los momentos difíciles. Cuando las circunstancias son favorables y todo va bien, obedecer puede parecer fácil y natural. Sin embargo, cuando enfrentamos desafíos, tentaciones o situaciones adversas, es cuando nuestra obediencia a Dios se pone a prueba de manera real.

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