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¡Victoriosos!

DÍA 4 DE 5

El Dios de la victoria

El Salmo 76 lleva como título: “El Dios de la Victoria y del Juicio". O sea, Dios siempre es el vencedor. No hay batalla que Dios pierda, Él es el Dios de la Victoria. El rey David lo experimentó en sus batallas terrenales. Cuando se enfrentaba al enemigo lo hacía en el nombre de Jehová de los Ejércitos, y “Jehová daba la victoria a David dondequiera que iba" (1 Crón. 18:6).

¿Y qué de sus batallas espirituales? ¿Dios también le daba la victoria? Oigámoslo decir: “Bendito sea Jehová, que oyó la voz de mis ruegos. Jehová es mi fortaleza y mi escudo; en él confió mi corazón, y fui ayudado, por lo que se gozó mi corazón, y con mi cántico le alabaré" (Sal. 28:6-7). De lo profundo de su corazón y desde su experiencia con el Dios que da la victoria, David dijo acerca de Dios que Él era su fortaleza, su alto refugio, su castillo, su roca fuerte, su escudo (Sal. 18).

Mirémonos a nosotros mismos y pensemos cuán conscientes estamos que el Dios de la victoria es nuestro Dios. En la vida tenemos nuestras batallas, ¿sabemos que el Dios de la victoria nos acompaña en cada una de ellas? Ésta es una verdad que jamás debemos perder de vista. Porque en ocasiones nos sentimos desmayar, la debilidad nos arropa y estamos casi al borde de bajar nuestros brazos en señal de rendición.

Entonces la Palabra de Dios nos ilumina y recordamos que nadie será fuerte por su propia fuerza. Que es en nuestra debilidad que se perfecciona el poder de Dios. Recordemos que Dios está a nuestro lado como un poderoso gigante y sintamos como de momento comenzamos a erguir nuestra cabeza porque el Dios de los cielos está levantando nuestros brazos.

Cuando entendemos que la victoria de Cristo en la cruz es también nuestra victoria, nuestra fe se fortalece y seguimos adelante venciendo en Su nombre. Reconocemos que la batalla continuará hasta que llegue lo perfecto; que la carne, el pecado, el mundo, el enemigo, las aflicciones son cosas con las que lidiamos en nuestro apasionado deseo de hacer la voluntad del Padre.

Pero le amamos, nuestra alma está agradecida por el amor mostrado por el Padre en la entrega de su Hijo amado Jesucristo, quien nos dado una salvación tan grande.

Entonces, como dijo el apóstol Pablo: “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó".

Más que vencedores porque Cristo venció y nuestra vida pertenece al Dios de la Victoria. Hoy, mañana y siempre, declaremos que somos vencedores y sigamos peleando la buena batalla de la fe “puestos los ojos en Jesús".

Día 3Día 5

Acerca de este Plan

¡Victoriosos!

Victoria es una palabra que habla de éxito, de triunfo, de premio, de conquista. Para el que ama al Señor el significado de todos estos conceptos está muy distanciado de la manera como el mundo los define. En este plan, será la Palabra de Dios quien nos lleve a descubrir y a comprender la verdad de que en Cristo Jesús somos ¡victoriosos!

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Nos gustaría agradecer a Grettchen Figueroa por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://facebook.com/GrettchenStage