Ser incomprendido

Satanás cuestiona nuestros motivos. El Señor no nos acusa. Satanás lo hace. El Señor conoce nuestro corazón, pero a veces permite que nuestros motivos sean revelados a los demás por nuestra respuesta a las pruebas y tribulaciones. En el pasaje de hoy, vemos que el Señor no cuestionó ni pensó que Job tuviera motivos malos o ulteriores. De hecho, su respuesta fue enumerar todas las buenas cualidades de Job y el estado de su corazón.

Cuando Satanás nos ataca incluso aquellos más cercanos a nosotros que pensábamos que sabían genuinamente quiénes éramos y lo que representábamos comienzan a cuestionar nuestros motivos y decisiones. La esposa de Job asumió que Job era un hombre honrado por el bien de su propia integridad. No se le ocurrió que Job quería hacer lo correcto para Dios. No sólo cuestionó los motivos de Job, sino que le dio consejos basándose en lo que ella pensaba que era su fuerza motriz. En medio de la incomprensión, como Job, debemos aferrarnos a lo que realmente creemos. Esto puede o no incluir la defensa de nuestra posición. Pero dependiendo de con quién estemos hablando, esto puede no ser un esfuerzo infructuoso. En algunos casos, nuestra respuesta puede ser una respuesta de silencio, como fue el caso de nuestro Salvador cuando fue acusado.

Mateo 27:14 - Ante la sorpresa del gobernador, Jesús no respondió a ninguna de las acusaciones (LBLA).

Preguntas para reflexionar: ¿He sido malinterpretado? ¿Debo rechazar los consejos que van en contra de mis valores? ¿Busco ser justo ante el Señor? ¿Necesito defenderme? ¿Necesito guardar silencio? ¿He pedido sabiduría al Espíritu Santo para poder hablar con lentitud?