La voluntad de Dios está por encimaMuestra

LA SUPREMACÍA DE LA VOLUNTAD DE DIOS

IDEAS BÁSICAS

• Cuando Judas vio que Jesús había sido condenado a muerte, comprendió lo que había hecho e intentó enmendarse, pero ya era demasiado tarde, así que acabó con su vida.

• Jesús no responde nada a Pilato, sabiendo que nada cambiará, siendo esta la voluntad de Dios y el tiempo de Dios.

• Ni la intervención de la mujer de Pilato ni el intento de indulto ayudan.

• El cumplimiento de la voluntad soberana de Dios no puede manipularse, y Jesús se somete totalmente a la voluntad del Padre Celestial.

Al darse cuenta del mal que ha hecho, Judas intenta romper el trato con los líderes religiosos, devolviendo el dinero que recibió, pero al ver que ya no puede salvar la situación, decide castigarse a sí mismo y se suicida. Al intentar averiguar por qué lo condenan a muerte, Pilato no obtiene respuestas, porque Jesús sabía que los hombres de la tierra no lo deciden todo, sino Dios. Él no quiere cambiar nada de la voluntad soberana y perfecta del Padre. Muchas veces, antes había dicho: “Porque no he venido a hacer mi voluntad, sino la de mi Padre”. Desde una perspectiva humana, la muerte de Jesús pareció en su momento una tragedia, aunque desde una perspectiva divina, fue el acontecimiento más bendito ocurrido en nuestro planeta. Con su muerte, Jesús pagó el precio del pecado de todo el mundo. De la misma manera, a veces algunas cosas en nuestra vida pueden parecer un castigo o algo malo, solo para ver más tarde cómo esa cosa nos trajo grandes beneficios espirituales, tal vez incluso la salvación del alma.

Pilato se dio cuenta de que Jesús era inocente y, a instancias de su esposa, intentó otro método de escape, queriendo liberarlo mediante el indulto, pero este intento también fracasó. Todos estos acontecimientos nos muestran tan claramente que la voluntad de Dios es soberana y siempre se cumplirá en la tierra y en la vida de los que aman y obedecen a Dios. Nuestra oración debe parecerse a la oración de Jesús en Getsemaní: "¡no se haga mi voluntad, sino la tuya!”. Jesús, por Su sacrificio en la cruz, te dio el derecho de ser hijo de Dios, es decir, Su hermano. Si aceptas la salvación por la fe en el nombre de Jesús y estás dispuesto a entregarte a la voluntad soberana del Padre, tendrás una vida gobernada por Dios a través del Espíritu Santo, sin preocuparte por el mañana. Todas las cosas funcionan por la voluntad de Dios, en el tiempo de Dios, y nada te sucederá sin que Dios lo sepa.

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