Dios Es El Cimiento InquebrantableMuestra

Puedo confiar en mi Dios Inquebrantable

“Vengan y vean los portentos del Señor” (Salmo 46:8).

El escritor del Salmo 46 nos anima a recordar lo que Dios ha hecho y, al recordarlo, a aprender a confiar en Dios con respecto a nuestro futuro.

El pueblo de Israel separaba un momento en su vida para recordar, para evocar las formas en que Dios había intervenido históricamente para su bien (Deuteronomio 26:5-11). Era un punto central de su culto y conformaba su identidad. La creencia en un Dios que atiende las necesidades de su pueblo, que extiende su mano y ofrece salvación, impregna el Antiguo Testamento y se hace realidad en el Nuevo Testamento a través de la obra salvadora de Jesús.

Podemos recordar que Jesús, Dios en forma humana, sabe lo que se siente al afrontar y transitar nuestras dificultades. Su presencia con nosotros (Mateo 28:20) y su conocimiento de la condición humana nos dan seguridad. Jesús sabe lo que es sentir alegría y angustia, llorar de risa y de tristeza. Sabe lo que es estar cansado, hambriento y celebrar.

Cuando nos presentamos ante Dios, no necesitamos ir con una versión estereotipada y perfecta de lo que hay en nuestro corazón. Jesús sabe lo que es ser un humano. Nos presentamos con la mayor sinceridad posible, sabiendo que Él nos escucha y nos comprende.

Reflexión:

Dedica un tiempo para reflexionar sobre tu vida. Puedes dividirla en décadas o períodos significativos. Recuerda los momentos en los que experimentaste la presencia de Dios.

Recuerda lo que Dios ha hecho en ti y por ti.

¿Qué puedes aprender de eso que te dé seguridad para el presente y el futuro?

Oración:

Querido Señor:

Al recordar tu fidelidad hacia mí en el pasado, encuentro seguridad en tu provisión y salvación. Te agradezco porque mis circunstancias actuales no te son desconocidas. Tú eres el Dios inquebrantable, y en Ti confío.

Amén.