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LA BIBLIA ES EL LIBRO MÁS TRADUCIDO Y DISTRIBUIDO DE LA HISTORIA

En una aldea remota de Papúa, Indonesia, los aldeanos de la tribu Hupla celebraron con gran júbilo la entrega de la Biblia completa en su idioma nativo. Después de décadas de arduo trabajo y perseverancia, una traductora irlandesa y un equipo de pilotos misioneros culminaron el proyecto de traducir tanto el Nuevo como el Antiguo Testamento en la lengua Hupla.

Para esta comunidad, la llegada de la Biblia fue una respuesta a sus oraciones, ya que ahora tendrían el libro más traducido y distribuido de la historia en su propio idioma. A través de las Escrituras, cada persona podría experimentar, de manera personal, el mensaje transformador de la salvación y la verdad de Dios.

Como muestra de respeto y alegría, la primera Biblia fue entregada a representantes de la juventud, de las mujeres y de los ancianos de la tribu, recordándonos que la Palabra de Dios es para todos sin distinción.

Me impacta la dedicación de aquellos que trabajaron para que la Biblia pueda ser leída por quienes no la tienen en sus idiomas, pero me impacta más el hambre espiritual de una comunidad que esperaba ansiosa poder conocer más profundamente al Dios de las Escrituras en su propio idioma. Este amor y fervor por la Palabra es un reflejo de lo que dice el Salmo 119:140: “Tu palabra es muy pura; por eso la ama mi alma". Al recibir este regalo, los Hupla experimentaron el profundo poder de la Palabra de Dios en sus vidas, dejando claro que la Palabra de Dios es un lenguaje universal que cruza fronteras y transforma corazones.

Como cristianos, muchos de nosotros tenemos la Biblia disponible en nuestro idioma y, sin embargo, no siempre valoramos ese privilegio. Nos cuesta imaginar la vida sin ella, pero en numerosas regiones del mundo, el acceso a las Escrituras sigue siendo un sueño o un logro difícil de alcanzar. Al igual que los Hupla celebraron su llegada con tanto entusiasmo, también nosotros deberíamos acercarnos a la Biblia con reverencia y gratitud.

Proverbios 2:1-5 nos exhorta: “Hijo mío, si recibes mis palabras y atesoras mis mandamientos dentro de ti, haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; si inclinas tu corazón a la prudencia; si clamas a la inteligencia y a la prudencia das tu voz; si la buscas como a la plata y la escudriñas como a tesoros, entonces entenderás el temor de Jehová y hallarás el conocimiento de Dio". Este pasaje nos invita a atesorar la Palabra y buscar en ella la sabiduría de Dios, como el tesoro más precioso que pudiéramos poseer. La Biblia es una guía para nuestras vidas, y nos ofrece respuestas, consuelo y fortaleza en momentos de necesidad.

Como el libro más traducido y distribuido en la historia, la Biblia ha llegado a millones de personas en diversas culturas, y su impacto sigue transformando vidas alrededor del mundo. Pero su poder es aún mayor cuando la leemos, la estudiamos y la aplicamos en nuestra vida diaria. La Palabra de Dios es un lenguaje universal que cruza fronteras y transforma corazones, y su propósito es guiarnos en nuestro caminar con Él.

Oración

Padre, te agradecemos por el privilegio de tener tu Palabra en nuestro idioma. Te pedimos perdón por las veces en que hemos descuidado este regalo invaluable. Danos un corazón dispuesto a buscarte y conocerte a través de las Escrituras, y ayúdanos a entender que tu Palabra es un lenguaje universal que cruza fronteras y transforma corazones. Que tu Palabra ilumine nuestras vidas y nos llene de un amor renovado hacia ti y hacia los demás. En el nombre de Jesús, amén.

Referencia de la historia: Informe de la Sociedad Bíblica de Indonesia y testimonios de misioneros de la Confraternidad de Aviación Misionera.