Sí, Estoy en CrisisMuestra

Este día quiero llevarte a través de una historia.

Era ya pasada la noche. Estaba por amanecer. Era una mañana tranquila en el mar de Galilea. Pero para nuestro amigo no era la mejor mañana. En realidad, no era el mejor momento del día para sentirse alegre. Había estado toda la noche junto a su hermano, en una barca, intentando pescar. Pero, sorprendentemente no había podido pescar nada.

La razón por la que estaban pescando de noche quizás no era para aprovechar el tiempo. Sino que talvez era su única esperanza. La última vez que lo intentaba. Y cómo tú y yo hemos aprendido, a veces, las cosas no funcionan como esperábamos y todo lo que podría salir mal, sale mal.

Y allí estaba Simón Pedro, lavando las redes. Acercando su barca a la orilla de la playa. Dándose por vencido.

Pero Jesús intervino en la situación. Cuando todo estaba perdido para Simón, para Jesús apenas venía comenzando.

Jesús dijo una palabra y Pedro obedeció. Fue mar adentro. Echó nuevamente las redes al mar. Lo intentó una vez más. Y tú y yo ya sabemos lo que sucedió. La naturaleza obedeció la voz de su creador, y las redes de la barca se llenaron de peces. ¡Qué milagro tan grandioso!

Quiero animarte a que confíes en Dios una vez más. Inténtalo nuevamente. Vuelve a tocar esa puerta. Echa las redes una vez más.

Y como dice Habacuc 3:16-17. Aunque no haya nada, ni razones para hacerlo, nosotros nos alegramos en Dios, que es bueno y amoroso con nosotros y tiene cuidado de nosotros.

Alégrate en Dios.