Conspiraciones InternasMuestra

El pecado exige ser mantenido en secreto. Nos separa de la comunidad y nos hace vivir una mentira. El mentiroso destruye la verdad, no solo para los demás, sino también para sí mismo (Bonhoeffer / Teólogo cristiano).

Una vez que damos lugar al pecado, la muerte y la mentira formarán parte del escenario de nuestras vidas. El engaño es una de las estrategias de Satanás para alejarnos de la verdad.

Lo peligroso e importante aquí es el hecho de que Dios se toma muy en serio el tema de las intenciones, y es la razón por la que deseo hablar contigo acerca de las conspiraciones más peligrosas que pueden batallar dentro de nosotros.

Pero, ¿qué es una conspiración? Tiene que ver con realizar un plan premeditado con el fin de afectar a alguien, algo o bien a nosotros mismos.

• ¿Sabías que Satanás conspiró contra Dios cuando todavía estaba en el cielo? (Ezequiel 28:5-19). Logró engañar a una tercera parte de los ángeles de Dios para rebelarse contra Él. Su final fue desastroso y aterrador. ¡Dios no comparte su gloria con nadie!
• Jacob, junto a su madre, cuando planearon robar el derecho a la herencia de su hermano mayor Esaú (Génesis 27).
• José experimentó la envidia y el odio de sus hermanos cuando conspiraron entre ellos para matarlo a causa del enojo que provocaba en su propia sangre (Génesis 37:18).

Y así como ellos, existen muchos más relatos a lo largo de la historia bíblica en los que hombres y mujeres decidieron cruzar la línea de lo prohibido y de aquello que ofende a Dios. Quiero mostrarte una verdad con esto, y es que todos somos propensos a ceder ante el error de planificar nuestra caída u ofensa a Dios.

Conspirar implica que el corazón se endurezca, y estoy seguro de que Dios desea cambiarnos el corazón.
Yo les daré un corazón sincero y pondré en ellos un espíritu renovado. Les arrancaré el corazón de piedra que ahora tienen y pondré en ellos un corazón de carne (Ezequiel 11:19).

Dios promete un intercambio. Le confiamos nuestro corazón duro y, en su lugar, Él nos regalará una vida renovada y llena de propósito.

Hagamos una pausa y oremos:

Jesús, gracias por brindarme una promesa capaz de cambiarme la vida. Hoy te pido que renueves mi corazón y me des la gracia para abrirlo de tal manera que puedas alumbrar todo lo que hay dentro de él. Pido perdón por mi error, pido perdón por maquinar en mi pecado y en mi error. Agradezco tu misericordia y tu perdón.

Amén.