Enciende La Luz: No Cedas a La Conmiseración Muestra

ENCIENDE LA LUZ

Como lo mencioné al inicio, los procesos no son fáciles, requieren tiempo que a su vez desarrollan virtudes como la paciencia, la paz, el gozo, el amor, la bondad, el dominio propio, la fe, la humildad… En otras palabras, el Fruto del Espíritu. Y vale la pena.

En lo personal no sería lo que soy sin Él, no tendría mi corazón sano sin Él, no tendría libertad en mi espíritu sin Él…Y mientras me mantengo en este viaje, la decisión es constante…

Tú no buscas que te hagan daño, no buscas ser víctima, por supuesto, pero lo que sí puedes evitar es dejar entrar en tu corazón los enemigos que quieren matar tu alma, oscurecer tus pensamientos… La decisión y la responsabilidad por tu salud mental, por tu salud emocional, por el bien que tu alma necesita, está en aceptar tu realidad pero también la sanidad que Dios te ofrece… Sin conmiseración… Sin orgullo…

Recuerda constantemente que el Señor tiene un propósito para tu vida. Te creó para cumplirlo. Hay muchos que esperan por ti, esperan que les compartas sobre el poder de Dios que ha estado actuando en ti.

Levanta tu rostro, no importa que estés caminando mojado por una tormenta… Al llegar a casa enciende la luz… ¡Al llegar a casa te espera una frazada (el abrazo del Padre Celestial), comida y bebida que calentará tu corazón (la Palabra del Señor)! Y al amanecer, abre las cortinas, abre las ventanas, deja que la luz de un nuevo día bese tu rostro y ¡sigue el camino…! ¡El Padre Celestial está a tu lado!