Fidelidad: Leyendo Con El Pueblo De DiosEjemplo

Desafío de Memorización:

13 He aquí el rey que habéis elegido, por el cual habéis pedido; he aquí, que el Señor ha puesto un rey sobre vosotros. 14 Si teméis al Señor, le servís y obedecéis su voz, y no os rebeláis contra el mandamiento del Señor, y si tanto vosotros como el rey que reina sobre vosotros seguís al Señor vuestro Dios, os irá bien - 1 Samuel 12:13-14 (RVR1960).

Introducción:

Las lecturas de hoy se centran en la fidelidad de Dios al confrontar a los falsos dioses y ofrecer sanidad. En 1 Samuel, el Arca de Dios demuestra el poder del verdadero Dios sobre los ídolos. En el Evangelio, Jesús sana a un hombre en el estanque de Betesda, revelando Su cuidado fiel por los quebrantados. Ambas pasajes nos recuerdan que la fidelidad de Dios trae sanidad y restauración, confrontando los falsos dioses en nuestras vidas con la verdad de Su poder.

Pregunta para reflexionar: ¿Cómo puedes reconocer las áreas de tu vida donde los ídolos falsos pueden estar reemplazando la fidelidad de Dios, y cómo puedes invitar a Su presencia sanadora en esas áreas?

Refuerzo teológico:

La fidelidad de Dios siempre es un faro de luz que ilumina nuestras vidas, especialmente cuando nos enfrentamos a la tentación de seguir falsos dioses. En 1 Samuel 5, el pueblo de Israel enfrenta una lección sobre la supremacía de Dios cuando los filisteos capturan el Arca del Pacto. Ellos colocan el Arca en el templo de su dios Dagón, pero el poder de Dios se manifiesta al derribar la estatua de Dagón y mostrar que no hay dios que se compare con Él. Este acto simbólico nos recuerda que los ídolos en nuestras vidas, ya sean materiales, emocionales o espirituales, no tienen poder frente al Dios vivo y verdadero.

De manera similar, en el Evangelio de Juan 5:1-9, Jesús sana a un hombre que llevaba 38 años esperando sanarse en el estanque de Betesda. Este hombre había depositado su esperanza en un agua que, según creían, sanaba, pero Jesús le muestra que la verdadera sanidad y restauración solo vienen de Él. Jesús no solo sana su cuerpo, sino que también ofrece un restaurador toque de gracia, mostrándole la fidelidad de Dios en su vida.

Los ídolos que podemos tener en nuestras vidas hoy no siempre son estatuas de piedra, pero pueden ser cosas como el éxito, el dinero, la aprobación de los demás o incluso nuestros propios esfuerzos por controlar todo. Cuando estos ídolos reemplazan la fidelidad de Dios en nuestro corazón, nos alejamos de la paz y sanidad que solo Él puede ofrecer. Sin embargo, como lo vemos en ambos pasajes, el poder de Dios está disponible para destruir esos ídolos y restaurar nuestras vidas.

En Isaías 42:8, Dios dice: "Yo soy el Señor, ese es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas". Solo cuando reconocemos la fidelidad de Dios y le damos el lugar que le corresponde, comenzamos a experimentar la sanidad profunda que Él ofrece. Esta sanidad no solo es física, sino también espiritual y emocional.