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Salmo 46: Dios Es Nuestro Amparo Y Nuestra FortalezaMuestra

Salmo 46: Dios Es Nuestro Amparo Y Nuestra Fortaleza

DÍA 1 DE 4

Salmo 46: Dios es amparo, fortaleza y auxilio de su pueblo

Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza. Selah (Salmo 46:1-3)

Este salmo comienza con una poderosa declaración que presenta a Dios como la mayor fuente de fortaleza que protege y amparo que ofrece refugio. Este versículo (46:1) establece el tono para todo el salmo, enfatizando el papel de Dios como protector y sustentador. Para David, Dios es una ayuda más grande que cualquier crisis. Para el salmista Dios es:

  • Un lugar de amparo (lugar seguro), así como las ciudades de refugio protegían al fugitivo en Israel. La imagen de Dios como refugio sugiere un lugar de seguridad y protección.
  • Una fortaleza (poder) para su pueblo, siendo fuerte para ellos y en ellos. Dios es como un castillo fuerte que protege a los suyos de sus enemigos; pero también es fuerza interior. La metáfora de Dios como fortaleza implica que Dios no es solo un refugio pasivo sino una fuerza activa contra el caos y la destrucción.
  • Un pronto auxilio en las tribulaciones. Dios siempre está dispuesto y presto para ayudarnos.

Si Dios es un verdadero amparo, fortaleza, y auxilio para su pueblo, entonces no hay razón para temer – aun en las crisis más grandes (aunque la tierra sea removida). La ayuda de Dios es más grande que cualquier crisis.

Los versículos (2-3) describen desastres naturales - terremotos y mares rugientes - como símbolos de caos e inestabilidad. Sin embargo, incluso ante tales fuerzas colosales y abrumadoras, el salmista declara: "Por tanto, no temeremos" (Salmo 46:2, NVI). Esta confianza no se basa en la capacidad humana, sino en la naturaleza inquebrantable de Dios y su gran poder.

El salmista nos dice que nuestra respuesta natural a esta promesa es vivir sin miedo, sin importar las circunstancias: "Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza" (versículos 2-3).

El salmo 46 se atribuye a los hijos de Coré, un grupo de cantores y compositores levíticos en el culto del templo del antiguo Israel. El contexto histórico de este salmo no se conoce concluyentemente, pero muchos estudiosos sugieren que podría haber sido escrito durante un tiempo de crisis nacional, posiblemente durante el asedio asirio de Jerusalén en el 701 a.C. bajo el rey Ezequías. Este período estuvo marcado por gran miedo e incertidumbre, ya que el ejército asirio, conocido por su brutalidad y destreza militar, amenazaba la existencia misma del reino de Judá. Esa declaración, dicha en tiempos de gran crisis, es más loable y significativa. “Su tono robusto y desafiante sugiere que fue compuesto en un tiempo de crisis, el cual hace la confesión de fe doblemente impresionante” (Kidner).

El salmo continúa con una representación de la presencia de Dios en la ciudad de Dios. Del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios, el santuario de las moradas del Altísimo. Dios está en medio de ella; no será conmovida. Dios la ayudará al clarear la mañana. Bramaron las naciones, titubearon los reinos; dio él su voz, se derritió la tierra. Jehová de los ejércitos está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah (Salmo 46:4-7).

El salmo finaliza con una invitación a contemplar las obras de Dios. Venid, ved las obras de Jehová, que ha puesto asolamientos en la tierra. Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra. Que quiebra el arco, corta la lanza, y quema los carros en el fuego. Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra. Jehová de los ejércitos está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah (Salmo 46:8-11).

Un lugar de fácil acceso para el pueblo de Dios

Tengamos presente también que Dios no solo es un refugio seguro y una fortaleza, sino también un lugar de fácil acceso cuando surgen problemas. Poca utilidad tiene una fortaleza, por inexpugnable que sea, si es tan difícil de alcanzar que un fugitivo puede ser muerto antes de estar a salvo en ella. Pero esta alta torre, que ningún enemigo puede escalar, se puede escalar con un pensamiento (una oración), que nos eleva dentro de sus poderosos muros.

Selah: la grandeza del pensamiento en este salmo era y es digna de una pausa y una reflexión cuidadosa. El salmista divide este salmo 46 repitiendo la palabra SELAH tres veces. Selah significa detener, pausar, cesar. Con esta instrucción repetida el salmista le está diciendo al lector: detente, haz una pausa, aquiétate, reflexiona y deja que el mensaje de Dios se asimile. Detente y considera atentamente lo que Dios te está diciendo. Sería bueno si pudiéramos decir, Selah, bajo pruebas tempestuosas.

Día 2

Acerca de este Plan

Salmo 46: Dios Es Nuestro Amparo Y Nuestra Fortaleza

El Salmo 46 es una fuente de consuelo en tiempos difíciles. Es una exhortación y recordatorio de la necesidad de depender de Dios y descansar en Él en tiempos de peligro, adversidad y luchas. Es un llamado a reconocer el poderío y la soberanía de Dios sobre todo lo que ha sido creado por Él, sabiendo que Él gobierna soberanamente y ordena según los sabios designios de su voluntad.

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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/