Este Es El Camino: Un Viaje De 30 Días a Través Del Libro De Los HechosEjemplo
El poder de tu testimonio
por Jeremy Meister
Así que, rey Agripa, no fui desobediente a esa visión celestial. Al contrario, comenzando con los que estaban en Damasco, siguiendo con los que estaban en Jerusalén y en toda Judea, y luego con los no judíos, a todos les predique que se arrepintiera y se convirtieran a Dios… -- Hechos 26:19–20 (NVI).
Cuando tenía dieciocho años, mi abuelo me llevó a la cárcel, una experiencia que me marcó de por vida. No es lo que estás pensando; No tenía problemas con la ley. Verás, yo recientemente le había entregado mi vida al Señor. Mi abuelo, un ministro voluntario del ministerio Prison Fellowship, me invitó a ir con él a compartir mi historia con un grupo de prisioneros en una de sus visitas regulares a la Institución Correccional Federal en Tucson.
Mientras conducíamos por la carretera polvorienta bajo el calor del desierto de Arizona, le pregunté: "Abuelo, ¿qué se supone que debo compartir?" Nunca olvidaré su respuesta. Él dijo: "Jeremy, solo comparte tu testimonio. Diles lo que Jesús ha hecho en tu vida. Eso es todo lo que tienes que hacer".
Pensé en sus palabras mientras entrábamos en la prisión, pasábamos por el control de seguridad y caminábamos por varios largos pasillos. Antes de darme cuenta, entramos en un aula con ocho hombres sentados alrededor de una mesa ovalada. Todos vestían overoles naranjas y muchos de ellos estaban cubiertos de tatuajes. Decir que me sentí intimidado es poco, pero estos hombres fueron increíblemente amables y hospitalarios.
Después de presentarnos, mi abuelo me miró y dijo: "Adelante". Poco a poco al principio y luego con creciente pasión, compartí mi testimonio: cómo Dios había transformado mi vida de ser un adolescente suicida y consumidor de drogas proveniente de un hogar fracturado a ser un apasionado seguidor de Jesucristo. Después de compartir mi historia, estos hombres, muchos de ellos encarcelados por crímenes horribles, compartieron cómo Jesús también había cambiado sus vidas. Oramos juntos y nos animamos unos a otros a mantenernos fuertes en la fe. Éramos un grupo de hombres de diferentes orígenes unidos a través de nuestros testimonios. A partir de ese día, comencé a buscar oportunidades para compartir mi testimonio y testificar de la bondad del Señor y lo que Él ha hecho en mi vida.
En el Nuevo Testamento, las palabras testimonio y testigo a menudo se usan indistintamente, pero la palabra griega para ambas es mártir. Ser un mártir es ser un testigo. Los primeros discípulos testificaron de lo que habían visto y oído, y la iglesia primitiva siguió creciendo porque otros creyeron en sus testimonios. Hoy en día, los mártires son personas que están dispuestas a dar sus vidas por lo que creen, y eso es exactamente lo que hicieron muchos de los primeros discípulos.
El apóstol Pablo comprendió el poder del testimonio. Había predicado de pueblo en pueblo, de provincia en provincia, plantando iglesias y compartiendo las buenas nuevas de Jesucristo. En Hechos 26, Pablo se encuentra ante el rey Agripa. ¿Y qué es lo que comparte? Él comparte su testimonio (lee Hechos 26:9–20). Habla de cómo persiguió a la iglesia primitiva y de cómo se encontró con Jesús en el camino a Damasco, donde su vida fue transformada radicalmente. ¡Fue poderoso!
Piensa en lo que acabas de leer por un minuto: cuando Pablo se presentó ante un rey, decidió compartir su testimonio. ¡¿No es increíble?! Podría haber enseñado o predicado sobre cualquier número de temas espirituales. Después de todo, él había sido fariseo y había sido entrenado en las leyes y costumbres judías bajo Gamaliel (lee Hechos 22:3). Podría haber compartido partes importantes de nuestro Nuevo Testamento o cualquiera de sus trece cartas, todas escritas bajo la inspiración del Espíritu Santo. Podría haber compartido sobre la santificación, los dones espirituales, el amor, el sacrificio, el pacto o cualquier número de temas. En cambio, Pablo simplemente compartió su testimonio: esto es quién era yo antes de conocer a Cristo, cómo Él me cambió y quién soy hoy en día gracias a Jesús.
Como creyentes, haríamos bien en seguir el ejemplo de Pablo y recordar el poder de nuestro testimonio. A veces no compartimos nuestra fe porque no sabemos qué decir, no nos sentimos calificados o pensamos que es el trabajo del predicador. Incluso he escuchado a personas decir que no tienen un testimonio interesante porque han sido cristianos desde que eran niños. No tienen una historia sobre cómo se alejaron del Señor o vivieron una vida alejada de Dios. Tu testimonio puede ser la forma en que Dios te mantuvo a salvo y preservó tu relación con Él desde una edad temprana. Independientemente de los detalles, todos tenemos un testimonio, y cada uno de nosotros puede compartir lo que Jesús ha hecho en nuestras vidas.
No importa quién seas o lo que hayas hecho (o dejado de hacer), ¡tienes un testimonio que puedes usar para los propósitos de Dios! Creer en Jesús es el único testimonio que necesitas. 1 Juan 5:10-12 dice: "Todo el que cree en el Hijo de Dios sabe en su corazón que este testimonio es verdadero… Y este es el testimonio que Dios ha dado: él nos dio vida eterna, y esa vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida".
¡Nuestros testimonios son increíblemente poderosos! Las Escrituras nos dicen que vencemos al enemigo "por medio de la sangre del Cordero y por el testimonio…" (Apocalipsis 12:11). Nunca subestimes el poder de lo que el Señor ha hecho en tu vida.
¡Te animo a que seas audaz! Busca oportunidades para compartir tu testimonio, las cosas buenas que Dios ha hecho en tu vida. Comparte tu testimonio de salvación, tu testimonio de sanidad, tu testimonio de restauración, tu testimonio de provisión y tu testimonio de (llena el espacio en blanco). ¡Da testimonio de la bondad de Dios!
Oración
Señor, gracias por transformar mi vida a través del poder de tu Hijo, Jesús. Ayúdame a ser valiente al compartir la historia de tu bondad y gracia, sin importar con quién esté hablando o dónde me encuentre. Dame el valor para testificar de tu amor, sanidad y salvación. Que mis palabras y mi vida te glorifiquen e inspiren a otros a conocerte más. En el nombre de Jesús, amén.
Activación
- Reflexiona sobre tu caminar con el Señor y escribe tu testimonio. Piensa en tu vida antes de Cristo, cómo te encontraste con Él y cómo Él te ha transformado. A medida que escribes, pídele a Dios que te dé oportunidades para compartir tu testimonio con los demás. Mantente abierto y listo para compartirlo cuando Dios abra una puerta.
- Se intencional para compartir su testimonio con alguien cercano a ti. No necesita ser elaborado o perfectamente ensayado, simplemente comparte lo que Dios ha hecho en tu vida. Ya sea que se trate de cómo llegaste a conocer a Jesús o de un momento reciente en el que Él intervino en tu vida, usa tu historia para animar e inspirar a otra persona.
Para profundizar
Hechos 26; Josué 1:9; Hechos 1:8; Efesios 6:19–20; 1 Juan 1:1–4
Espíritu Santo, ¿qué me dices hoy?
Acerca de este Plan
Este poderoso devocional da vida al libro de los Hechos para los creyentes de hoy. Descubrirás cómo a través del poder del Espíritu Santo, los primeros cristianos revolucionaron su mundo y cómo tú puedes hacer lo mismo. Escrito por 30 voces diferentes que comparten revelación fresca e historias personales, te inspirará y te empoderará para impactar tu mundo, a caminar con valentía, sabiduría y autoridad sobrenatural.
More
Nos gustaría agradecer a Gateway Church por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: gatewaypeople.com