La Fidelidad De Dios - Guiándonos De Vuelta a ÉlEjemplo

La esperanza está aquí

Lectura: Malaquías 3-4

EOAO: Malaquías 3:1

He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.

Dentro del texto

Las últimas palabras del Antiguo Testamento son de anticipación y esperanza. Desde el principio, Dios había prometido amorosamente enviar a un Redentor que redimiría al pueblo de su pecado. Eligió a una nación, los israelitas, para que fueran su pueblo elegido y mostraran al resto del mundo cómo es una relación con Dios. Una y otra vez, Dios proveyó milagrosamente a Israel, demostrando Su amor, gracia, misericordia y fidelidad. Sin embargo, Israel se apartaba continuamente de Dios.

Pero Dios, en su bondad, continuó perdonando y preparando el camino para la llegada de su Salvador. Esto se destaca especialmente al final de Malaquías. Dios prometió enviar a uno que predicaría el arrepentimiento y prepararía los corazones del pueblo. Este hombre prepararía el camino para el Mesías venidero.

Al pasar la página de Malaquías a Mateo, nos quedamos pensando. ¿Quién será este hombre? ¿Rescatará Dios a los israelitas, a nosotros y al mundo del pecado y del juicio? ¿Hay esperanza? En el Antiguo Testamento vemos el rotundo mensaje de que la esperanza está por llegar. El Nuevo Testamento proclama que la esperanza ya está aquí.

Mateo escribe que este profeta vino (Mateo 3). Vino y proclamó fielmente: «Convertíos, porque el reino de los cielos está cerca» (Mateo 3:2). Juan el Bautista cumplió lo que había profetizado Malaquías. Preparó al pueblo para la venida del Mesías, Jesucristo.

Al concluir los libros de los profetas menores, nos quedan retos, aliento y esperanza. Se nos desafía a examinar continuamente nuestros corazones y a huir de la tentación del pecado. Se nos anima a creer que Dios es fiel, justo, clemente, misericordioso, digno de confianza y veraz.

Por último, tenemos la esperanza de que todas las promesas de Dios son seguras. Él vino por el pueblo de Israel para redimir lo que fue roto por su pecado y por Sus juicios. Cumplió su palabra de traer al Rescatador venidero. Y cumplirá su promesa de enviar de nuevo a Jesús para redimir a su pueblo.

Que nos admiremos de nuestro Padre celestial y respondamos de la única manera que podemos, con adoración y alabanza.

Oración

Dios, Tú eres fiel y sin comparación. Gracias porque todas tus promesas son seguras. Que mi vida esté llena de alabanza, adoración y esperanza en tu carácter fiel. Amén.