Esperanza en Un Toque: La Mujer Del Flujo De SangreMuestra

La verdadera esperanza surge cuando hemos agotado todos nuestros recursos humanos.
La historia de la mujer con el flujo de sangre cuenta cómo había luchado en desesperación total durante doce años, con una condición que no solo afectaba su salud, sino que también la aislaba socialmente y la dejaba en la ruina financiera. Ella había buscado ayuda en todas partes, gastando todo lo que tenía, solo para empeorar.
Muchas de nosotras podemos identificarnos con esta mujer, pues algunas hemos luchado con problemas de salud crónicos, relaciones rotas o situaciones que parecen no tener solución; sin embargo, cuando hemos agotado todos nuestros recursos, estamos más preparadas para experimentar la verdadera esperanza que viene de Dios; como dice el Salmo 39:7 «Y ahora, Señor, ¿qué espero? En Ti está mi esperanza».
La historia de esta mujer nos recuerda que cuando llegamos al final de nuestras posibilidades, no es el final de la historia, sino que es el comienzo de la obra de Dios en nuestras vidas.
- Aprende: ¿Qué nos revela la desesperación de la mujer? ¿Cómo se relaciona esto con momentos en los que hemos perdido la esperanza?
- Vive: Reflexiona sobre un momento en el cual te sentiste sin esperanza y responde: ¿Cómo puede esa experiencia prepararte para confiar plenamente en Dios?
- Lidera: Comparte con tu grupo de estudio bíblico o amigas sobre una situación que parecía sin esperanza, pero en la que Dios intervino y juntas respondan: ¿Cómo podemos animarnos mutuamente a mantener la esperanza en tiempos difíciles?
Oración
Padre Celestial, a menudo llegamos a ti cuando hemos agotado todas nuestras opciones. Perdónanos por no buscarte primero. Ayúdanos a poner nuestra esperanza en ti, especialmente cuando las circunstancias parecen desesperadas. Recuérdanos que contigo, siempre hay esperanza. En el nombre de Jesús. Amén.
Escrituras
Acerca de este Plan

¡Imagina haberlo intentado todo y seguir sin solución! Así estaba esta mujer: sin fuerzas, sin opciones… hasta que tocó a Jesús. En un instante, su cuerpo fue sanado, pero ahí no terminó la historia. Jesús no sólo restauró su salud, sino también su corazón y su identidad. Demostrándonos que Dios ve, valora y responde a quienes se acercan a Él con fe sincera.
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Nos gustaría agradecer a Reformadas por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.reformadas.com
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