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Esperanza en Un Toque: La Mujer Del Flujo De SangreMuestra

Esperanza en Un Toque: La Mujer Del Flujo De Sangre

DÍA 2 DE 5

La esperanza nos da la valentía para actuar, incluso cuando parece imposible.

Después de años de desilusión, la mujer con el flujo de sangre oye hablar de Jesús. En ese momento, una chispa de esperanza se enciende en su corazón, y a pesar de su condición, que la hacía «impura» según la ley, decide acercarse a Jesús.

Este acto requería valentía extraordinaria, pues arriesgaba el rechazo público, la vergüenza e incluso el castigo; sin embargo, la esperanza le dio el valor para actuar, como dice Hebreos 11:1, «Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve».

Su acción nos recuerda que la verdadera esperanza no es pasiva, sino que nos impulsa a movernos, a tomar riesgos y a extender la mano hacia Jesús, incluso cuando parece imposible.

Como mujeres de fe, a menudo nos enfrentamos a situaciones que parecen insuperables. La lección de esta mujer es que la esperanza en Cristo nos da la valentía para dar pasos de fe, incluso cuando todo parece estar en nuestra contra.

  • Aprende: ¿Qué nos dice la acción de la mujer sobre la naturaleza de la verdadera esperanza? ¿Cómo se relaciona esto con la definición de fe en Hebreos 11:1?
  • Vive: ¿Hay alguna situación en la que necesitas valentía para actuar con esperanza? ¿Qué paso de fe podrías dar hoy?
  • Lidera: Comparte con tu grupo una ocasión en la que la esperanza te dio valentía para actuar y responde: ¿Cómo podemos animarnos mutuamente a dar pasos de fe basados en nuestra esperanza en Cristo?

Oración
Señor Jesús, gracias porque tu presencia enciende la esperanza en nuestros corazones. Danos la valentía para actuar basadas en esa esperanza, incluso cuando las circunstancias parecen imposibles. Fortalece nuestra fe para dar pasos audaces hacia ti. En tu nombre oramos. Amén.

Día 1Día 3

Acerca de este Plan

Esperanza en Un Toque: La Mujer Del Flujo De Sangre

¡Imagina haberlo intentado todo y seguir sin solución! Así estaba esta mujer: sin fuerzas, sin opciones… hasta que tocó a Jesús. En un instante, su cuerpo fue sanado, pero ahí no terminó la historia. Jesús no sólo restauró su salud, sino también su corazón y su identidad. Demostrándonos que Dios ve, valora y responde a quienes se acercan a Él con fe sincera.

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Nos gustaría agradecer a Reformadas por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.reformadas.com