Gozo durante la batalla

Competencia

Piensa en un momento en el cual hayas tenido que enfrentar un desafío. Puede ser una sesión de entrenamiento bajo el sol y altas temperaturas o en un frío extremo. O algún momento en el que estabas muy cansado y decidiste dar lo mejor de ti para continuar. Sea cual sea ese momento, quiero que lo visualices y notes cómo te sentiste. ¿Cuál fue tu reacción ante este desafío? ¿De dónde provino tu fuerza para seguir adelante?

Ser atleta es un desafío. Hay exigencias a nivel mental, físico y emocional. Se nos pide que demos lo mejor de nosotros todos los días. Sin embargo, si la fuente de fuerzas y energía somos nosotros mismos, nos cansamos. Tenemos una reserva de fuerza limitada, ya que después de todo, somos humanos. Pero, al ser seguidores de Cristo, tenemos acceso a una fortaleza ilimitada que proviene de Dios a través de su Espíritu Santo.

Isaías 40:30-31 nos dice que, aunque nos cansemos y tropecemos, si confiamos en nuestro Señor, tendremos nuevas fuerzas. Nos levantaremos como las águilas, correremos sin cansarnos y caminaremos sin desfallecer.

¡Qué hermosa palabra de aliento! Este versículo fue mi fuente de fortaleza durante los entrenamientos más difíciles y en momentos en los que quería tirar la toalla. Si eres como yo, es posible que te sientas débil aun sabiendo que el Señor está contigo. ¿Cómo podemos aprovechar la ilimitada provisión de fortaleza que proviene de Dios cuando más la necesitamos? Fácil, con una sonrisa.

Nehemías 8:10 nos anima a no entristecernos, porque el gozo de Dios es nuestra fortaleza.

En mi tercer año de universidad jugamos un partido del torneo NCAA en medio de una tormenta de nieve. En lugar de quejarnos por el clima y el campo cubierto de nieve, bailamos y nos reímos antes de iniciar el partido. A los dieciséis segundos de iniciado el partido, hicimos nuestro primer punto. El gozo nos ayudó a superar un momento difícil y nos dio la fortaleza necesaria para luchar contra las condiciones extremas del clima.

El gozo es una fuente increíble de fortaleza. Reflexionemos sobre esto. Imaginemos el contraste entre alguien que afronta la vida con una actitud positiva y alguien que no lo hace. La primera persona tiene muchas más probabilidades de completar las tareas que tiene por delante que alguien que está desanimado. ¡El impulso emocional es poderoso! Podemos encontrar fuerzas afrontando una competencia o una dura sesión de entrenamiento con una sonrisa. Una actitud positiva nos ayuda a encarar el desafío. El gozo del Señor es constante e inamovible. Ninguna circunstancia puede sacudirlo.

El Salmo 23:1 dice: "Jehová es mi pastor y nada me faltará". ¡Qué gran noticia para nosotros! Significa que Dios ya nos ha dado todo lo que necesitamos. Lo que sea necesario para cumplir el propósito de Dios para nuestras vidas, ya lo tenemos. Eso significa que podemos afrontar cada reto con un corazón gozoso y una actitud positiva.

Preguntas de aplicación:

• ¿Cuál es una manera de recordarte a ti mismo que actúas con la fuerza de Dios, no con la tuya, durante un partido o una competición?
• ¿Cuál es un área de tu plan de entrenamiento en la que puedes trabajar para tener una actitud más gozosa?

Oración:

Dios, te damos gracias porque cuando somos débiles, Tú eres fuerte. Ayúdanos a sacar fuerzas de nuestra fe en Ti. Que no actuemos por nuestra cuenta, sino en el gozo y el poder del Espíritu Santo. Ayúdanos a recordar que en Ti, ¡nada nos falta! Amén.