Desde Siempre Y Para SiempreMuestra

EN EL PRINCIPIO

Introducción

“En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Génesis 1:1 RVR1960).

Todo comienza con Dios. No con el azar, ni con una coincidencia cósmica, sino con una intención perfecta. En Génesis 1 vemos cómo Dios habló y todo cobró vida. Pero en medio de toda la creación, hubo algo distinto: el ser humano fue creado a Su imagen, con una dignidad única y un propósito eterno.

Reflexión

Fuimos creados por Dios y para Dios. No existimos por accidente ni fuimos diseñados solo para sobrevivir. Nuestra vida tiene un origen divino, un propósito celestial y un destino eterno. Desde el principio, Dios deseó caminar con nosotros. El Edén no era solo un jardín, era un espacio de comunión perfecta entre el Creador y Su creación.

Sin embargo, el pecado rompió esa relación. Introdujo separación, confusión de identidad y pérdida de propósito. Pero Dios, en su misericordia, no nos abandonó. Desde el inicio preparó un plan de redención para rescatarnos y restaurar nuestra relación con Él. Ese plan culminó en Jesús, quien abrió el camino para que pudiéramos volver a casa.

Entonces, ¿estás viviendo para lo que fuiste creado o simplemente sobreviviendo? ¿Has dejado que el ruido del mundo reemplace la voz del Creador? Volver al principio no es un retroceso, es un redescubrimiento. Fuimos creados para amar a Dios, para ser amados por Él, y para reflejar Su carácter en el mundo. Ese propósito sigue vigente hoy. Dios desea que camines con Él, que vivas con la certeza de que tu existencia tiene un sentido eterno.

Aplicación

Vivir para Dios no es perder libertad, es recuperar el sentido. Porque el corazón de Dios siempre ha buscado una cosa: habitar en medio de los suyos. Vuelve al principio. Allí encontrarás quién eres, por qué estás aquí y hacia dónde vas.