La llama sigue ardiendo.

La Iglesia nació en medio de fuego, atravesó tormentas y aun así fue imparable. Llegó hasta los confines del Imperio Romano. Pero no terminó ahí, más bien estaba naciendo. ¡Dos mil años después, hoy, tú y yo somos parte de esa historia también! Impresionante.

Los apóstoles dejaron una huella eterna y serán columnas en la Nueva Jerusalén. Ahora nos toca a nosotros. Es nuestro tiempo para hacer la parte que nos dejó Dios hacer a nosotros.

Las armas para esa conquista son el bien, la gracia y la fe, vencer al mal con el bien, sembrando el bien, como lo hizo Jesús. Sin armas, sin influencias, sin recursos materiales, Dios levantó el proyecto más grande del mundo y de la historia, del cual tu y yo somos parte. No hay ninguna nación, compañía, ejército, personaje más grande que ostente el impacto de Jesús.

Tú y yo somos eslabones de esta cadena de Dios, somos el fruto de discípulos y debemos seguir sembrando como verdaderos discípulos. La misión es de salvación.

Solo necesitas creer. No necesitas títulos, poder o influencia. Solo fe actuando hoy, con un corazón dispuesto y el poder del Espíritu. ¡La llama sigue ardiendo! ¡Qué hermosos son los pies de los que anuncian la paz! (Romanos 10:15)

La formula es un circulo virtuoso: ser discípulo (1) y (2) COMPARTIR su Palabra.

12 hombres comunes; sin riquezas, ¡sin influencia política alguna! … un grupo de hombres ordinarios, predicaron al imperio mas poderoso de la historia, sembrando el mensaje que sigue recorriendo el mundo, ellos fueron la base de lo que hoy somos.

Aparentemente habían quedado solos; pero el fuego que comenzó con un pequeño grupo de discípulos temerosos, se convirtió en una llama imparable que continúa ardiendo hasta nuestros días.

Pasemos la estafeta, la gran comisión continúa vigente: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” . (Mateo 28:19)

Haz una lista de las habilidades o recursos que tienes y busca una forma práctica esta semana de usarlos para compartir el evangelio con alguien.

Oración: Padre, quiero ser parte de tu misión eterna. Dame decisión y compromiso por tu Reino y valentía para actuar. Que mi vida refleje tu gloria y expanda tu mensaje a otros, en el nombre de Jesús, amén.

¡Te animamos a ver este video! Resume el mensaje completo de este plan de lectura y nos alienta a encender el fuego del Espíritu Santo en nuestra vida para alcanzar a los demás. También puedes verlo completo en g316polanco.org/media