Tráigalos de Regreso: Devociones de Tiempo de Gracia Muestra

¿Cómo lo Hago? Sea misericordioso ¿Alguna vez ha dicho: “Señor, ten misericordia de mí”? Espero que sí, y que cuando lo haya dicho, haya expresado lo que significa cada una de esas palabras. Dependemos totalmente de la misericordia del Señor para nuestra vida y esperanza espiritual. Misericordia significa recibir una bondad que no se merece; la misericordia procede de la bondad que hay en el corazón del que la ofrece, no de algún mérito por parte del receptor. Usted y yo estamos inmersos en la misericordia de Dios, y tenemos el privilegio de ser reflectores de su misericordia para otros luchadores y rezagados. Dios quiere que tratemos a los demás en sus momentos de debilidad de la misma manera que él nos ha tratado. “A algunos que dudan, convencedlos. A otros, salvadlos arrebatándolos del fuego; y de otros, tened misericordia con temor” (Judas 22,23). ¿Qué pecado ha llegado a ver en otras personas, del que usted mismo no haya sido culpable alguna vez? ¿Duda? ¿Rebeldía? ¿Mezquindad? ¿Engaño? ¿Crueldad? ¿Adulterio? ¿Robo? ¿Hipocresía? Cristo Jesús permitió que lo culparan por todos los pecados que usted ha cometido, para que ahora no se le atribuya a usted la culpa. El creyente que es plenamente consciente de que ha sido tratado mejor de lo que merece encuentra gozo en ser misericordioso con los demás.