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Liberándote de la PornografíaSample

Liberándote de la Pornografía

DAY 27 OF 30

¡Seguimos adelante! Lo estás haciendo genial y Dios te mira con orgullo. Hoy me parece importante pararnos a regular las emociones. Verás, Dios puso en ti los afectos (emociones y sentimientos). Tanto unos como otros nos transmiten un mensaje cuando los experimentamos: el miedo nos hace reconocer que algo es valioso y debemos ser prudentes, la alegría reconoce que algo es bueno, la culpa nos muestra que hemos hecho algo para lo que no hemos sido creados, la ira delata una injusticia… Cada emoción y sentimiento tiene un mensaje que debemos aprender a identificar y regular. Por ejemplo, enfadarse no es malo, pero debo controlar qué hago con ese enfado. Pegar, gritar, insultar… no son formas adecuadas de expresar o gestionar ese sentimiento. Así con cada uno. Hoy debes entender dos cosas importantes.

La primera: todos los afectos son buenos y tienen algo que decirte. ¿Por qué me siento triste? ¿Qué me transmite esta sensación de agobio? ¿A qué me invita cómo me estoy sintiendo? Pregúntate estas cosas cuando sientas algo. Para qué y por qué te sientes así.

La segunda: no todo lo que hago para expresar las emociones puede ser bueno. Por ejemplo, llorar porque estoy triste está muy bien (incluso si eres un hombre, el mismo Jesús lloró). Encerrarme durante semanas y no salir o escaparme a mundos de fantasía para huir de la realidad no es bueno. El consumo de pornografía es una forma no adecuada de gestionar los afectos, por ejemplo. Por eso, es importante aprender a gestionar las emociones para que estas no nos dominen a nosotros. ¿Y cómo? Hoy veremos una forma y mañana otra. La de hoy: Aprender a respirar.

Parece sencillo, y como es de sencillo es de fundamental. Si una emoción o un sentimiento te sobrepasa lo mejor que puedes hacer para regularlo es imitar la respiración profunda de cuando duermes. Inspira lentamente por la nariz, mantén el aire dos segundos en los pulmones y expulsa despacio por la boca. Cuando una respiración es profunda lo que aumenta de tamaño al inspirar no es el pecho sino el abdomen. Al mismo tiempo que lo haces puedes repetir en tu corazón: Ven Espíritu Santo. Cuando inspires piensa en ven, cuando mantengas el aire piensa en Espíritu y al expulsarlo piensa en Santo. Pruébalo ahora, haz tres respiraciones profundas.

¿Listos? ¿Ya lo has hecho? ¿Notas cómo te sientes mejor?

Cuando te sientas mal, haz esto. Tres respiraciones profundas invocando al Espíritu Santo te harán ver las cosas de forma distinta.

Ahora te invito a que te abras a sentir. Me da la sensación de que a veces pensamos que Dios y los sentimientos no van de la mano, pero no es así. Sentir es humano y Jesús sintió mucho cuando se hizo hombre. Te dejo ahora unos textos bíblicos para que profundices en momentos concretos en los que Jesús muestra emociones y te invito a que después de leerlos ores y habléis los dos sobre cómo es tu forma de gestionar las emociones y cómo debería ser.

Que Dios te bendiga.

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