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Huellas en El Polvo: Reflexiones Para Peregrinos

DÍA 4 DE 4

Día 4: La urgencia de la misión

El encuentro con el Resucitado siempre tiene un impacto que va más allá de la experiencia personal. Hoy, veremos cómo la alegría y la certeza de los peregrinos los impulsan a una acción inmediata.

Así concluye el relato de Lucas:

Al instante se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron a los once y a los que estaban reunidos con ellos. «¡Es cierto! —decían—. El Señor ha resucitado y se le ha aparecido a Simón».

Los dos, por su parte, contaron lo que les había sucedido en el camino y cómo habían reconocido a Jesús cuando partió el pan (Lucas 24: 33-35)

Los dos hombres no vacilaron. Se miraron a los ojos y, al unísono, como si lo hubieran ensayado durante largo tiempo, exclamaron: «¡Los otros deben saberlo!» La tardía hora de la noche y la larga caminata de regreso a Emaús no importaron. Ahora debían volver a Jerusalén. Su retorno no era con la mirada gacha, ni con los pies pesados, ni con el alma desesperanzada. Regresaban con una alegría renovada, sus saltos de júbilo acortaban la distancia: «¿No ardía nuestro corazón mientras nos explicaba las Escrituras?», se decían.

Ahora, con la esperanza restaurada, su misión también cobraba un nuevo sentido. Todos debían saberlo, porque sería un egoísmo inmenso conocer la cura para la desesperanza y no compartirla. Sería una maldad extrema saber que Jesús, el dueño de la vida, ha vencido a la muerte y al pecado, y permanecer en silencio.

Ellos comprendieron que este peregrinaje no se vive en soledad, sino en comunidad. Se habían equivocado al abandonar a sus hermanos. Esa comunidad que el mismo Jesús había formado, con la que podemos caminar, vivir, amar, crecer. Juntos estamos llamados a cumplir su misión. Todos deben saber que el Jesús resucitado camina entre nosotros y que, por lo tanto, el frío de la desesperanza ha llegado a su final.

Quiero concluir con una historia, la historia de una mujer que dio instrucciones precisas sobre su sepelio. Ella deseaba que colocaran un tenedor en su mano dentro del ataúd. La razón, simple pero profunda: cuando asistía a banquetes y fiestas, los encargados de la comida solían decirle: «Por favor, no retire su tenedor, lo mejor está por venir». Esto significaba que aún faltaba un postre especial o un plato sorpresa.

Yo quiero, decía ella, que cuando me vean en mi ataúd y observen este tenedor, las personas sepan que lo mejor está por venir.

Para ella, y para todos los que hemos creído en la resurrección de Cristo, lo mejor está por venir, tanto en esta vida como en la eternidad, cuando tendremos cuerpos nuevos, liberados del dolor, la frustración, el sufrimiento, la enfermedad o la escasez.

Al igual que los peregrinos en el camino a Emaús, quizás hoy te encuentres en un sendero de desilusión. Pero recuerda que el Jesús resucitado anhela encontrarte en tu camino, abrir tus ojos a la verdad de las Escrituras y encender tu corazón con esperanza. Busca su presencia en la Palabra, en la comunión y en los actos sencillos de la vida. Y cuando lo reconozcas, la urgencia de compartir esa buena noticia transformará tu peregrinaje en una misión vibrante.

Reflexión personal:

Piensa en una persona que haya perdido la esperanza, sigue el impulso de tu corazón avivado y compártele la buena noticia de que Jesús está vivo.

Por: Margarita Orozco, creadora de contenidos de Conectar Global

Para acceder a nuestros recursos gratuitos da clic aquí https://conectar.conociendoadios.net/

Acerca de este Plan

Huellas en El Polvo: Reflexiones Para Peregrinos

¿Te sientes desilusionado y sin esperanza? Acompaña a los caminantes de Emaús en este viaje devocional, donde descubrirás cómo el Jesús resucitado puede transformar tu perspectiva. Encuentra esperanza en las Escrituras y comparte esta buena noticia. ¡Únete a nosotros y aviva tu corazón!

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Nos gustaría agradecer a TRUE INFLUENCERS por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: conectarglobal.org