Pureza intelectual Muestra

¿Qué cosas te atraen?

En las noticias se dio a conocer que una banda de siete muchachos jóvenes de Oklahoma, atacaron a una chica de Texas de quince años, forzándola a cometer hechos antinaturales con ellos. Cuatro de los jóvenes admitieron haber sido incitados a cometer el hecho como consecuencia de leer revistas obscenas y mirar fotografías lascivas. 

La necesidad de apagar las llamas de la fantasía erótica, para evitar desastres no es nada nuevo. Comenzó en el huerto del Edén. Lo que sucedió con Eva ha continuado a lo largo de las edades y es un patrón reconocido. Eva fue atraída hacia el tentador antes de ser atraída hacia el árbol. Fue atraída hacia el enemigo antes de ser atraída hacia el fruto. No debemos olvidarnos de la sutileza del maligno. «Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo…» Cuando Satanás se acercó a Eva no lo hizo como una pegajosa criatura despreciable que se arrastraba sobre su vientre, sino, más bien, como un ser hermoso. Satanás era muy atractivo antes de la caída, recuerda que uno de los nombres que se le da es «Lucero», cuyo significado es «resplandeciente». 

En Isaías lo vemos como aquel que resplandece. En Ezequiel se describe a Satanás como hermoso; el sello de la perfección. La hermosura es algo maravilloso, siempre y cuando se utilice de la manera correcta. Pero Satanás, bien sabe lo poderosa que es la atracción que ejerce la belleza, y la usa para hacer caer al hombre. El apóstol Pablo advirtió en el Nuevo Testamento, «el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz». 

Las atracciones de la vida 

El huerto era un escenario hermoso; estaba rodeado de perfección y sin embargo fue allí donde la serpiente atrajo a Eva. Mientras hablaba con el tentador, su corazón se volcó hacia lo que Dios había prohibido. «Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer y que era agradable a los ojos y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella». 

Cuando Eva vio el fruto por primera vez, se despertó en ella una fuerte atracción. Debemos decir honestamente, que la atracción es parte de la vida de todo individuo con la cual, tarde o temprano se deberá enfrentar. Lo que va a marcar la diferencia en nuestra vida, no es el problema en sí sino, más bien, la forma como respondemos ante él. Es indudable que el fruto era seductor, ya que cautivó los ojos de ella y esclavizó su corazón, pero no fue la única que enfrentó este problema.