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Dudoso: Explorando la fe como escéptico

DÍA 5 DE 7

Posiblemente hayas escuchado hablar de Jesucristo como “El Cordero de Dios.” Es una de esas frases de iglesia que no tiene sentido para muchos de nosotros. Pero la historia detrás de esta frase particular nos ayudará a entender por qué Jesucristo tuvo que morir y qué tiene que ver contigo. 

Cuando Moisés bajó del Monte Sinaí con las reglas de Dios, los Israelitas descubrieron que Dios había incluido una provisión para el pecado. Cuando un Israelita rompía una de las reglas, tenía que sacrificar un animal. Esto expiaba—o reparaba—el pecado cometido. Fue un recordatorio sangriento y poderoso del costo del pecado y de la necesidad de perdón.

Fue a esta tradición judía a la que Juan el Bautista aludió cuando—al bautizar un día en el Río Jordán—vio a Jesucristo y declaró, “¡Aquí tienen al Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!”

Juan le estaba diciendo a su audiencia: ¡Miren! Dios nos ha provisto de un cordero que será el sacrificio máximo y final por nuestros pecados. A través de su muerte voluntaria, Jesús sería el sacrificio que expía los pecados de cada hombre y mujer, de una vez por todas—ya no se requiere de más animales. 

Es una afirmación que Jesucristo mismo repitió la noche antes de ser arrestado y crucificado. Al cenar con sus seguidores, Jesucristo dijo que el pan y el vino representaban su cuerpo y sangre, los cuales serían sacrificados por ellos. Lo describió como un “pacto nuevo,” dando a entender que pronto habría una manera nueva para encontrar el perdón. Esta es una noticia grandiosa para ti. 

La mayoría de nosotros cargamos con memorias que solo nos traen vergüenza y remordimiento. Hay capítulos en nuestras vidas que nos gustaría poder regresar y repetir nuevamente. Tomamos malas decisiones que no fueron equivocaciones. Fueron pecados.

A través de Jesucristo, Dios ha cancelado tu deuda. El pecado que has tratado de remediar, pagar o buscar su redención ya ha sido arreglado, pagado y redimido. Sucedió hace dos mil años, cuando el Cordero de Dios quitó el pecado del mundo—incluyendo los tuyos. 

Dios hizo lo que no podías hacer. Jesucristo tomó tu vergüenza y remordimiento y se lo llevó. Cuando depositas tu fe en Cristo, ya no le debes a Dios por las reglas que has roto. Ese tipo de perdón personal por tus pecados personales posiblemente sea el mejor punto de partida para tu fe personal. 

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Acerca de este Plan

Dudoso: Explorando la fe como escéptico

Si te sientes algo escéptico acerca de las historias del Antiguo Testamento, creyendo que suenan como fábulas para niños, o si no puedes con todas las reglas que se requiere para ser un religioso, hay buenas noticias: seguir a Jesucristo requiere fe, pero no fe en un libro, una lista de reglas, ni aún un sistema religioso en particular. Este plan presenta un punto de partida para la fe que posiblemente sea algo en que—o más específico, alguien en quien—puedas creer. 

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Nos gustaría agradecer a North Point Ministries por facilitarnos este plan. Para obtener más información, por favor visítenos en: http://startingpoint.com