El poder de las palabras y la músicaMuestra

Las palabras tienen poder sobre nuestro espíritu

Nuestra alabanza tiene que ser en espíritu y verdad. Llegamos a esa dimensión cuando nuestro espíritu se une al de Dios, y primero tenemos que pasar por los atrios e involucrar nuestro cuerpo en la alabanza. Luego entramos al lugar santo e involucramos nuestra alma, mente, voluntad y emociones; tienen que estar conectadas con Dios y, en ese momento, ¡entramos al lugar santísimo, al trono de la gracia, y solo allí tenemos el valor de cantar «y verte a ti, y verme en ti»! 

Únicamente oiremos a Dios cuando entremos en la dimensión del espíritu y debemos usar el poder que él nos dio: ¡las palabras! ¿Qué decimos? El mejor ejemplo está en los primeros versículos del Salmo 103 que afirman que con la fuerza de nuestro ser alabaremos a Dios y recordaremos sus bondades porque perdonó el mal que hicimos y nos devolvió la salud, nos libró de la muerte y nos llenó de amor y ternura, ya que siempre nos da lo mejor y nos fortalece como las águilas. En la dimensión del espíritu hablemos del gran amor de Dios y los beneficios de ser sus hijos, y de sus promesas, la cruz, nuestra posición en Cristo, su rescate, la fortaleza que tenemos en él y los milagros que hizo o hará en nosotros, en lugar de decir que estamos mal. En esa dimensión es el tiempo de expresar lo que el Señor es y hace por nosotros, ser agradecidos y reconocerlo en cada área de nuestra vida.