[Serie ¡Qué dicha!] Compasivos y sin juzgar a nadieMuestra

Dichosos los de corazón limpio

Estamos mirando las «bienaventuranzas» —los dichos de Jesús donde él habló de diferentes personas que eran «dichosas» o «bienaventuradas». Nos enfocamos en la sexta bienaventuranza: Dichosos los de corazón limpio, porque verán a Dios. 

Pensemos sobre qué significa esto. Para comenzar, tener un corazón limpio significa no ser hipócrita. ¿Sabes qué significa la palabra «hipócrita»? Alguien hipócrita es una persona que juzga a todos los demás, pero no a sí misma. Personas que pretenden ser muy justas y santas, pero en realidad no lo son. Son personas que afirman creer en algo, pero en realidad actúan de manera diferente. Esta palabra puede sonar dura, pero describe a algunas personas, aún a hijos de Dios que viven aparentando.

Jesús se enojó con algunas personas que eran así, y los tildó de hipócritas, por aparentar por fuera pero estar llenos de robo y avaricia. Comparó a los fariseos con esos platos y esos vasos. Los instó a limpiarse como los vasos y platos y a seleccionar lo que colocan en ellos.  

Jesús estaba comparando a la gente con vasos y platos. Esas personas estaban actuando como si quisieran estar cerca de Dios, pero en sus corazones no permitían que Dios los limpiase de su mezquindad.

En los tiempos de Jesús, la palabra hipócrita era usada también para referirse a los actores de una obra. En aquellos tiempos, los actores usaban máscaras para interpretar distintas partes de la obra mediante esas caras falsas, aunque en realidad ellos no eran así realmente. Muchas veces se habla de tener doble cara, este ejemplo lo muestra muy bien.

Dios no quiere que finjamos ante él. ¿Qué necesidad tenemos de fingir ante Dios? Él nos conoce tal como somos. Cuando oramos, sea en privado o en público, podemos decir a Dios lo que realmente pensamos o sentimos. Incluso si en nuestras almas hay suciedad, él quiere limpiarnos. ¿Ante quién podemos ser más transparentes que ante Dios?

Es mejor tener un corazón limpio y mostrarnos tal como somos. Dejar que sea Dios quien nos limpie. Él quiere llenarnos de sabiduría en su generosidad, que vivamos como él nos enseña a través de su Hijo. ¡Quiere que seamos dichosos! ¡No nos quiere amargados! 

Para reflexionar

¿Crees que la gente utiliza «máscaras» hoy en día? ¿Se ponen «caras falsas» que cubren lo que en realidad son? ¿Alguna vez has hecho eso?