[Serie El Señor te mantiene a salvo] Dios te escuchaMuestra

El Señor te mantiene a salvo

El salmista da inicio al Salmo 27, con reconocimiento de quién es Dios. Reconoce el fundamento sobre el cual basa su vida. A lo largo del salmo hace una lista de personas y situaciones que se presentan en la vida y que pueden afectarnos de manera directa o indirecta. Pero queda claro que nada podrá mover esa verdad: Dios es luz, es salvación.

Los enemigos pueden estar al acecho, los malvados pueden estar maquinando las peores atrocidades en contra tuya o de los hijos de Dios en general. Puede haber persecución como sucedió en los tiempos de Timoteo. Cuando Pablo escribió la primera carta a Timoteo, la realidad de la iglesia cristiana era muy diferente a lo que se vivía cuando se escribió la segunda carta.

Hubo cambio de régimen entre los romanos, en el año 64 d. C. Nerón había dado inicio a la persecución a los hijos de Dios, de manera tan dura, que sus vidas estaban en juego. De hecho, muchos fueron apresados, otros acusados de falsedades, otros tantos ejecutados de formas dolorosas y denigrantes. Pablo estaba ahora encarcelado, encadenado y en una cárcel fría. Vemos entonces, que lo que vivió el salmista, no fue algo único, y seguramente puedes estar viviendo algún tipo de situación similar. Timoteo estaba sufriendo al punto que su llanto era conocido por el apóstol Pablo y su oración lo acompañaba de manera permanente. Pablo traía a memoria la fe de Timoteo, esa fe que había animado a su abuela y a su madre; y que ahora lo estaba sosteniendo.

Las situaciones difíciles van a llegar a nuestras vidas, algunas tan críticas como la cárcel y persecución por predicar el evangelio, así como persecución por tu integridad, o difamación de tu nombre, crisis económicas, matrimoniales, hijos en drogas o alcohol, pérdida de un ser querido y sentimiento de soledad y angustia y muchos otros que seguramente atraviesas en este momento.

Ninguna situación crítica es peor que otra, todas tienen su grado de complicación e involucramiento emocional. Pero en este punto, te invito a meditar que la mejor manera de enfrentar estas situaciones es tener claro en nuestra mente y corazón en quién hemos creído. ¿Dónde está depositada nuestra fe?

Oremos

Padre amado, gracias por Tu amor y compasión hacia mi vida. No me has abandonado aunque la situación sea difícil, sé que estás conmigo en todo tiempo. Me fortaleces y sostienes. Cada día te agradezco por Tu salvación tan grande.

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