[Serie Dichosos los que sufren] Miedo y SoledadMuestra

¿Qué haré ahora?

En su libro, El problema del dolor, C. S. Lewis decía que el dolor insiste en ser atendido, que Dios nos susurra en nuestros placeres y habla a nuestra consciencia, pero que grita en nuestro dolor. El dolor es su megáfono para despertar a un mundo sordo.

Percibimos el carácter de Dios de una forma más profunda en medio del sufrimiento. Nuestra autosuficiencia se desarma y podemos ver lo débiles que en verdad somos. Es en ese momento de debilidad cuando nos sentimos solos y hasta quizás, abandonados por Dios. Si bien es beneficioso pasar tiempo a solas mientras revisamos nuestros sentimientos, la soledad y el miedo pueden llevarnos a retraernos demasiado, a encerrarnos en nosotros mismos. El «encierro interior» por períodos prolongados nos aísla de aquellos que desean brindarnos ayuda y apoyo. 

En respuesta a tus sentimientos, quiero dejarte el mensaje de nuestro amado Jesús: «Dichosos los que sufren, porque serán consolados». Este es nuestro objetivo a través de este devocional. Darte ese consuelo que estás necesitando a través de la Palabra de Dios. Esas palabras que infunden aliento y te ayudan a pasar por la adversidad con una mirada diferente. 

Nuestra premisa es la palabra que Jesús compartió en el Sermón del monte. Allí, Jesús elevó la mirada de los oyentes para ver la vida desde otra perspectiva, una mirada diferente frente a la adversidad.

En nuestra primer serie de devocionales, analizamos la primer ola de sentimientos de conmoción e incredulidad. En la segunda serie, «Superar el duelo» observamos los sentimientos de ira y resentimiento; el enojo y la queja frente al dolor. Luego tratamos la culpa y el dolor por el remordimiento. Sentimientos que nos invaden porque sentimos que podríamos haber hecho más por nuestro ser querido.

En esta serie, caminaremos junto a nuestro amado Señor atravesando el valle del miedo y la soledad. Hoy quiero decirte que Jesús siente tu dolor, incluso en las profundidades de la desesperación, en la cruz del Calvario, también él se sintió abandonado por el Padre: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» (15:34 TLA). 

Reflexiona: Al igual que Jesús, ¿te sientes solo y abandonado? 

Palabra de consuelo del día: Jesús sintió el abandono en la cruz para que nosotros pudiéramos acercarnos al trono de la gracia sin temor. No temas clamar al cielo por ayuda. Hoy tienes libre entrada a la presencia de Dios. No estás solo. Dios comprende tu dolor porque lo experimentó en primera persona en la cruz del Calvario. Jesús te entiende mejor que nadie en este mundo, es tu Creador, conoce cada célula de tu cuerpo y cada pensamiento que pasa por tu mente. Él conoce tu corazón. Pero por sobre todas las cosas, Jesús no te ha abandonado, te prometió que estaría contigo todos los días hasta el fin del mundo. Hoy te invito a que reconozcas su presencia en tu vida.