[Serie Dichosos los que sufren] Miedo y SoledadMuestra

«No los voy a dejar huérfanos»

Estas fueron unas de las últimas palabras de Jesús a sus discípulos en la última Cena. Frente a su círculo íntimo, Jesús abre su corazón y cuenta lo que estaba por suceder. Les hace entender que ya les quedaba muy poco tiempo juntos, les esperaba, sin lugar a dudas, una despedida dolorosa y angustiante. 

Me imagino los pensamientos que pasaban por las mentes de Pedro, Juan, Mateo, Felipe y Tomás. Llenos de dudas, de dolor y de miles de preguntas, quizás muchas de ellas pasaron por tu mente al saber que estabas despidiendo a un ser querido, ¿cómo será mi vida de ahora en adelante? ¿Cómo podré adaptarme a tantos cambios? ¿Qué haré sin su compañía? ¿Cómo enfrentaré el dolor de su pérdida? 

Nuestro amado Jesús, al verlos desesperados y al conocer sus pensamientos, procedió a animarlos asegurando que nunca los abandonaría, que no los dejaría huérfanos. 

Reflexiona: ¿Qué promesas me dan consuelo? ¿Me siento protegido y cuidado por Dios?

Palabra de consuelo del día: «No los voy a dejar huérfanos; volveré a ustedes» (versículo 18 NVI). 

La Biblia nos muestra un enfoque de protección a los más débiles y desamparados, se hace especial atención a la viuda, al huérfano y al extranjero. Todos ellos, son personas que carecen de protección y cuidado de alguien cercano al cual acudir en caso de necesidad. Quizás sea esto lo que más miedo nos esté dando. La sensación de vacío y de falta de protección. Sin lugar a dudas era lo que los discípulos sentían y motivo por el cual Jesús les dio esta maravillosa promesa.

¡No estás desamparado! Esta es la promesa de nuestro amado Señor. Mi pregunta para ti hoy es, ¿a quién vas a creerle?, ¿a tus pensamientos o sentimientos?, ¿vas a dejarte llevar por las circunstancias o vas a tomarte de la promesa que Jesús nos ha dado? «No los voy a dejar huérfanos.»