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[Serie Dichosos los que sufren] Miedo y SoledadMuestra

[Serie Dichosos los que sufren] Miedo y Soledad

DÍA 3 DE 7

Tengo sed de Dios, del Dios de la vida

¿Cuál es tu clamor a Dios en este momento? Esa es la pregunta que nos haremos hoy. En el día de ayer, la palabra de consuelo que recibimos vino de la boca del salmista: «Pero tú, Señor, que eres mi fuerza, ¡no te alejes!». Es un desafío de confianza, confiar en que Dios nos escucha, confiar en que nos dará lo que necesitamos. ¿Acaso no es esa la premisa de nuestra serie? Dichosos los que sufren porque serán consolados.

En el día de hoy, el salmista nos presenta una imagen a través de la cual nos podemos sentir identificados en momentos de soledad y angustia. Imagina que estás viendo a un ciervo que corre por las montañas, está perdido, no sabe dónde se encuentra. El miedo lo apabulla y de tanto correr tiene sed, busca agua para saciar su sed. 

La gran diferencia es que la sed que nos presenta el salmista no es física, es una sed espiritual. Reconoce tener sed del Dios que da vida. Y así como un ciervo perdido en los bosques y sediento busca desesperadamente agua para saciar su sed, el escritor de este salmo nos cuenta que reconoce su sed de Dios. 

¿Cuántas veces nos sentimos así? Es como si se nos volviera difícil presentarnos delante de Dios porque nos es imposible dejar de llorar. Las lágrimas se vuelven nuestro alimento (esto es lo que nos cuenta el salmista) y para colmo de males, hay gente que le pregunta, «¿Dónde está tu Dios?» (versículo 3 NVI). Parece mentira que haya gente que pueda ser tan cruel ¿no es así? Lamentablemente puede pasar, hay gente que en una situación así, en vez de ayudarnos y tener misericordia de nosotros, nos critica porque siendo cristianos nos sentimos así. 

Reflexiona: ¿Cuál es tu clamor a Dios en este momento? ¿Acaso tienes sed del Dios de la vida?

Palabra de consuelo del día: Veamos el remedio que nos brinda el salmista unos versículos más adelante. Primero, se hace una pregunta y luego responde, «¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza y todavía lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios!» (versículo 5 NVI). 

¡Qué respuesta sublime! El remedio para esa sed que parece que nada puede calmar: hablarse a sí mismo y recordar quién es Dios y qué promesas me ha dado. ¿Hay algo que pueda inquietarte y darte temor y angustia cuando sabes que el Dios creador de todas las cosas está de tu lado y ha prometido no abandonarte? Haz como el salmista, pon tu esperanza en Cristo y alábale. ¡Sí! ¿Sabes por qué? Porque él es tu Salvador y tu Dios. Él tiene todo bajo control, te tiene guardada/o en la palma de su mano y te ha prometido que te dará lo que necesitas, consuelo. Dios saciará tu sed y secará tus lágrimas.

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Acerca de este Plan

[Serie Dichosos los que sufren] Miedo y Soledad

Te invitamos a que te unas a nosotros en esta cuarta parte de la serie «Dichosos los que sufren», de American Bible Society. Nos enfocaremos en el estudio de la aparente contradicción de la dicha en el dolor. Observaremos de cerca el duelo, las etapas que atravesamos, el miedo y la soledad frente a la pérdida de una ser querido. Palabras de consuelo y esperanza llenarán nuestro tanque espiritual.

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Agradecemos a American Bible Society, por proporcionar este plan en convenio con El Centro Network. Si deseas conocer más sobre estas organizaciones, sigue estos enlaces https://www.americanbible.org y https://elcentronetwork.com