Ir Hacer Decir Dar: La Libertad de Rendirse a JesúsEjemplo

En el Poder del Espíritu Santo

Imagina que estás en el mayor viaje de tu vida, pero estás completamente solo. Nadie con quien hablar, nadie que te ayude, y nadie con quien disfrutarlo. Éste sería un viaje triste e increíblemente difícil. Desafortunadamente, muchos Cristianos viven de esta manera al no experimentar el poder y consuelo que es prometido a través del Espíritu Santo. En fines prácticos, muchos viajan como si Jesús no estuviera con ellos.

Como resultado, somos propensos a realizar nuestro viaje con mucho trabajo de nuestra parte. Nuestros ciclos de compromiso y trabajar más duro para ser como Jesús terminan en desánimo. Una vida rendida a Dios de esta manera resultará en sentir una vida condenada a la frustración y fracaso.

En Juan 13-17, luego de tres años de estar con sus discípulos casi todos los días de sus vidas, Jesús los prepara para la vida sin su presencia física -lo cual es lo que experimentamos como sus seguidores hoy día. Él, repetidamente, les habla del Espíritu Santo. El Espíritu morará en ellos y estará con ellos por siempre. Jesús llama al Espíritu Santo el Espíritu de verdad, el consolador, el que hablará sobre Jesús, aquel que los hará conscientes de su pecado, y quien los guiará a la verdad.

En Juan 15, Jesús explica esto a través de la metáfora de la viña y las ramas. Él llama esta conexión diaria “permanecer”. Él es la viña y nosotros las ramas. Debemos habitar, o hacer nuestra morada en Él al confesar nuestro pecado y luego conectarnos de nuevo con Él y Su vida y poder. Esto es posible porque el Espíritu Santo está morando en nosotros. Su vida fluye a través de nosotros mientras permanecemos conectados a Él, como la savia fluye a través de las ramas de la viña. No somos abandonados en nuestro viaje.

El poder del Espíritu Santo entonces trabaja a través de nosotros para cambiar nuestro carácter. Justo como las ramas, cuando nos mantenemos conectados a Jesús, la viña, daremos fruto externo al seguir el ejemplo de la vida de Jesús. Nos enfocamos en mantenernos, y el fruto del carácter Cristiano comenzará a verse. Nos frustraremos cuando nos enfoquemos tratar de producir fruto externo, y olvidemos el mantenernos.

Dar mucho fruto, también conocido como madurez, toma tiempo. Sé paciente contigo mismo, y otros, en su viaje -el fruto vendrá.

¿Proclamarás por fe el poder del Espíritu para llenar tu vida con Jesús hoy?

Toma unos momentos y confiesa todo pecado conocido; luego pide a Jesús que te renueve tu vida con Su Espíritu dentro de ti.