El discipulado es un compromiso radical (parte II)Muestra
¿Para quién es el mensaje?
Si la radicalidad del seguimiento derivase hacia un «elitismo aristocrático», se entraría en contradicción con la intención profunda de Jesús. ¿No fue acaso Él mismo quien dijo que su mensaje se escondía a los sabios y prudentes y se daba a conocer a los pobres y sencillos? El mensaje de Jesús fue presentado con sencillez, pero mantuvo la profundidad necesaria para que todos entendieran el Reino de los cielos.
El mensaje de Jesús fue elaborado desde la sintonía profunda, con la vida del pueblo sencillo y sus demandas más apremiantes. En realidad, si Jesús hubiera nacido y vivido en solidaridad y sintonía con los grupos y estratos sociales y religiosos mejor situados en aquel tiempo, de aquella cultura y de aquella sociedad, es seguro, completamente seguro, que habría hablado del Reino de Dios de una manera completamente distinta. Porque a nadie le cabe en la cabeza que un hombre, profundamente vinculado a los ambientes más selectos de la sociedad y de la religión, pudiera decir lo que dijo Jesús en sus mensajes y parábolas. Tampoco hubiera sido inteligente si su meta era que aquellas clases sociales lo siguieran. Sin embargo, su discurso no se comprometió con ninguna organización ni clase social, estuvo por sobre todas ellas. Porque no negoció el mensaje en aras del cumplimiento de sus objetivos.
Vincular, pues, el seguimiento a una élite aristocrática de «selectos», desde el punto de vista social, cultural o incluso moral, no parece consonante con la verdadera intención de Jesús ni tiene nada que ver con la radicalidad de su llamado a seguirle y servirle, que nos presenta en las Escrituras.
El mensaje de Jesús no estuvo determinado por esas situaciones temporales. Su mensaje se encontró por encima de todo aquello, pues el propósito eterno era su direccionamiento. Las cosas temporales nunca lo influenciaron, lo eterno lo direccionó. Jesús vino a dar un mensaje claro a todos los hombres, no negoció con nadie la calidad de su mensaje ni se desvió por las ventajas que pudiera tener de manera personal.
El mensaje está dirigido a todos los hombres, la pregunta es: ¿los hombres están dispuestos a recibir el mensaje de Jesús? Sabemos que Jesús no negocia ni altera su mensaje, pero ¿el hombre está listo para recibir ese mensaje? La Palabra dice que, ante el conocimiento de Jesucristo, el hombre, que es iluminado con tanta gracia y generosidad de Dios a su favor, no puede sino resultar en un gran beneficio para todos.
Escrituras
Acerca de este Plan
Al admitir que seguir a Jesús, con su radicalidad y universalidad, como fórmula del Reino, ¿no convertimos la vivencia de Cristo en algo exclusivo para minorías heroicas? ¿No vinculamos la fe en Cristo a un altruismo ético, inalcanzable para la mayor parte de los seres humanos? Empezando la segunda parte de este tema, cabe preguntar: ¿Cómo entender positivamente seguir a Jesús, con toda su radicalidad, y cómo evitar una distorsión?
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Nos gustaría agradecer a American Bible Society / El Centro Network por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://www.americanbible.org