El discipulado es un compromiso radical (parte II)Muestra

La radicalidad que da buen fruto

El discipulado de Cristo, que comienza un llamado radical, genera, por medio del conocimiento, un compromiso radical de vida. El discipulado, entonces, en este contexto, tan solo es la expresión de lo que Cristo consiguió por medio de una vida que manifieste la vida de Cristo. Este concepto de discipulado separa las prácticas religiosas, porque no se limita a tiempos específicos de reunión para la expresión de este mensaje, sino de su vivencia cotidiana y comprometida.

Una decisión radical produce una acción determinante de vida en la persona. Todo pretexto y toda excusa quedan de lado ante el conocimiento de Cristo. La disposición intencional del hijo de Dios permite ser partícipe de la revelación del Hijo sobre el Padre. Nadie puede participar de esta revelación sin que Cristo haya intervenido para tal efecto. 

Cada persona que pasó por el proceso del llamado, entendimiento, compromiso y radicalidad entra en la expresión de Cristo sin demora. Entonces, vivir a Cristo se hace necesario y, el anhelo de vivirlo, se hace una hermosa realidad que trae a vida el llamado de Jesús. Los seguidores, entonces, son identificados por una calidad de vida tal que expresa a Cristo en cada situación. 

Radicalidad y llamado son la expresión de Cristo vivo en cada uno. Cristo es real. Cristo es radical. Sus seguidores deben mostrar al mundo las características del Cristo que vive en ellos y a través de ellos. 

Reflexiona

¿Entiendes la radicalidad del llamado de Jesús? ¿Estás listo para el mensaje radical de Jesucristo? ¿Estás dispuesto a ser un discípulo radical, que no negocia el mensaje y la vida por un beneficio personal temporal? 

Oro para que estas verdades se iluminen en cada hijo de Dios, para que cada día vivamos a Cristo y sea una realidad la radicalidad de nuestro compromiso con Él y su causa eterna. Oro para que cada día, sea más natural ser radical y que no negociemos el mensaje de Cristo por placeres personales temporales. Que el entendimiento y conocimiento de Cristo transforme a cada hijo de Dios decidido a comenzar este proceso de discipulado.

¡Toda la gloria y toda la honra al Padre celestial!

Si deseas leer el libro «Discipulado apostólico», sobre el cual se basó este plan devocional, puedes conseguirlo en el siguiente enlace Clic aquí