[El propósito eterno] Manifestación del propósito eternoMuestra

El propósito

Todo se concibió en Dios mismo, antes de que cualquier cosa fuera creada. Por eso, cuando leemos la carta a los Efesios, encontramos que el apóstol hace una serie de declaraciones e inferencias que indican que Dios mismo determinó ciertas cosas y las estableció, según su beneplácito, en un tiempo y espacio que excede a nuestra experiencia y conocimiento humano. Indica que estas determinaciones fueron hechas antes de la fundación del mundo. 

Efesios, la segunda carta a Timoteo y la carta a Tito, hablan acerca de antes de los tiempos de los siglos. En Efesios 1:11 menciona que esto fue conforme al propósito del que hace todas las cosas, según el designio de su voluntad. En Efesios 1:9, dice que nos dio a conocer el misterio de su voluntad según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo. En Efesios 1:4-11, usa una variedad de frases y de palabras para indicarnos la magnitud de lo que esta declaración contiene. 

Usa palabras como: según su propósito, predestinado, lo que él se había propuesto, lo que él había preparado de antemano, para indicar que Dios no ha dejado nada a la suerte. Aún la caída del hombre, la rebelión del primer Adán se anticipó y se hizo provisión para esto. Por lo tanto, toda esta iniciativa de Dios, lo que Dios se había propuesto, lo que había determinado, se hizo en un tiempo-espacio donde nadie estuvo presente ni dio una opinión, donde nadie certificó o tuvo que aprobar o pasar una encuesta para ver si la gente estaba de acuerdo. Esto tiene la intención de mostrar características fundamentales de la soberanía de Dios. 

Primero, en relación con este propósito, es eterno, es incambiable y es solamente uno y segundo, la soberanía de Dios tiene que ver con sus tratos, diferente al propósito que es solamente uno que es eterno y que nadie jamás  podrá o ha podido cambiar. Los tratos de Dios varían, los tratos de Dios pueden ser muchos, pero también pueden ser temporales. Pablo estableció, en la carta, que es por causa del gobierno de Dios, un gobierno incuestionable e infalible. En este entendimiento, Pablo se consideró un prisionero de Jesucristo, lo cual, para nosotros, debe también representar nuestro nivel de compromiso: por qué haces lo que haces, cuál es la motivación que te impulsa, lo que lleva a que te levantes por la mañana a soportar tanta situación de la gente, porque te has sometido a cosas que la mayoría no podría resistir. Hay un propósito que gobierna, que regula, que determina las acciones de quien Dios llama desde antes de la fundación del mundo, en una generación, para manifestar su propósito.