[Serie Máximo Gozo] Amor PerfectoMuestra

La motivación para amar

Algunas personas son más fáciles de amar que otras. Somos seres humanos imperfectos que intentamos dar lo mejor de nosotros. Desafortunadamente, no siempre lo logramos. Amar es difícil y para empeorar las cosas, si prestas atención a las enseñanzas del Sermón del Monte, notarás que Jesús levantó el listón. Nos mostró que el primer mandamiento y el segundo – amar a Dios y amar a tu prójimo – fueron solo el comienzo.

¿Qué pasaría si te pidiera que ames a tus enemigos? ¿Qué pasaría si te pidiera que bendigas a los que te maldicen, que hagas el bien a los que te odian y que ores por aquellos que te usan y te persiguen a pesar de todo? La tarea se volvería mucho más difícil, ¿no? ¿Qué hacemos entonces? Entendemos que no es parte de nuestra naturaleza humana amar como Jesús dijo que deberíamos. ¿Qué debería motivarnos a amar de esta manera? ¿Amar con amor ágape?

“Queridos hermanos, ya que Dios nos ha amado así, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros. Nadie ha visto jamás a Dios, pero, si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece entre nosotros, y entre nosotros su amor se ha manifestado plenamente” (4:11-12) NVI.

La palabra así (houtwos) implica una comparación. En otras palabras, si Dios nos amó de esta manera, sacrificialmente, por iniciativa propia y dándolo todo cuando éramos extranjeros desfavorecidos, entonces deberíamos amarnos unos a otros de la misma manera. Quizás nuestro amor no puede ser tan perfecto como el amor de Cristo, pero puede crecer en esa dirección. Ese es el objetivo. Tal como dijo Jesús en el Sermón del Monte: "Por lo tanto, sean perfectos como su Padre en el cielo es perfecto" (Mateo 5:48). O, como Dios exhorta a través de Pedro: "Sed santos como yo soy santo" (1 Pedro 1:14). Estos son los altos objetivos de la vida cristiana. ¿Podemos hacerlo? De ninguna manera. ¿Puede Cristo? Él vive en nosotros y es el único que puede estar a la altura.

Cuando observamos Su amor obrando entre nosotros, entonces, de alguna manera estamos mirando a Dios, porque Él es amor. Cuando amamos como Él amó es porque Cristo, que está viviendo en nosotros, es la fuente misma de este amor. Cuando nos amamos de esta manera, Dios permanece en nosotros. Dado que permanecer es un término utilizado por Juan para implicar comunión, esto podría ser una referencia a la comunión individual con Dios, pero también podría incluir una experiencia grupal de intimidad especial con Él. Es amor perfecto.

Este pensamiento nos lleva a una conclusión bastante sorprendente. Bien puede ser que mi comunión más íntima con Dios no ocurra cuando estoy solo. Juan ciertamente dice que el amor de Dios se perfecciona cuando estoy extendiéndome en un plano horizontal. Eso también es lo que hace que el mundo se detenga en seco para mirar más de cerca. Después de todo, los creyentes con el amor de Dios en ellos hacen muchas cosas que el mundo consideraría extrañas. Regalamos nuestro dinero, perdonamos injusticias graves y crueles, y vemos a las personas como más importantes que las posesiones.

Además, ignoramos las barreras de raza, clase y cultura al abrazar el valor de quienes no son como nosotros. Estamos dispuestos a renunciar a la comodidad y la seguridad para ir a los lugares más remotos y difíciles del mundo. Estamos ansiosos por morir en lugar de renunciar a nuestra fe. El amor perfeccionado nos lleva a vivir y experimentar gozo al máximo.