[Serie Máximo Gozo] Amor PerfectoMuestra

El muro derribado – el amor percibido

Fue Dionne Warwick quien cantó esa hermosa canción: "Lo que el mundo necesita ahora es amor, dulce amor, es la única cosa de la que hay demasiado poco en el mundo”. Y treinta años después, no creo que nada haya cambiado. En este mundo de miedo, terrorismo y devastado por la guerra, un poco de amor sería de gran ayuda. Y no son solo el mundo y las naciones quienes necesitan amor. Nosotros también necesitamos amor. Todos anhelamos ese tipo de conexión que nos permite abrirnos sin correr el riesgo de ser rechazados.

El miedo al rechazo nos hace levantar muros de autoprotección, y esto nos impide dialogar íntimamente. En cambio, respondemos con ira cuando nos sentimos heridos por sentimientos reales, cambiamos de tema cuando la conversación comienza a ser amenazante, o nos mantenemos tan ocupados con trabajo, compromisos sociales, entretenimiento, actividades de la iglesia o charlas interminables, que no es posible compartir en profundidad. ¿Hay alguna manera de romper estos muros? ¿Se puede hacer eso? ¿Puede ayudarnos la Biblia? Creo que sí, y de eso se trata 1 Juan 4:13-19. ¡Estamos hablando del amor perfecto!

“¿Cómo sabemos que permanecemos en él, y que él permanece en nosotros? Porque nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y declaramos que el Padre envió a su Hijo para ser el Salvador del mundo. Si alguien reconoce que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.” (4:13-15) NVI. 

El amor ágape es fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5:21). Un cristiano nuevo puede disfrutar y compartir este tipo de amor. Pero el amor ágape también puede "crecer". Puede madurar. Se puede perfeccionar. Ahora la pregunta es: "¿Cómo percibes el amor?" El amor divino puede comenzar con una buena intención en el útero de nuestro espíritu, pero en este punto es solo un embrión de amor. Para que este amor se desarrolle completamente, debe nacer en el mundo de nuestros actos, de nuestras acciones. Bien alimentado y ejercitado, el amor se vuelve adulto, maduro, visible: todos pueden verlo y percibirlo.

Este tipo de amor necesita una expresión externa para madurar. Es por eso que Jesús dijo que daba a sus discípulos un nuevo mandamiento: "Amarse unos a otros como yo os he amado". Este mandamiento es como un loro dorado que anda saltando de rama en rama en este libro, repitiéndose una y otra vez. Jesús dice que cuando aprendamos a amarnos de esta manera, todo el mundo sabrá que somos sus discípulos (sus seguidores totalmente devotos). Esto es amor maduro, perfecto.

Cuando vemos este tipo de amor demostrado entre nosotros, podemos saber con certeza que Dios permanece en nosotros. Así es como sentimos el amor de Dios. Cuando observamos el amor sacrificial en la comunidad de creyentes, Juan parece estar diciendo que tenemos una reencarnación del amor del Padre, que fue amor perfecto, un amor que envió a su Hijo unigénito al mundo para salvarlo a través de Su propio amor sacrificial en la cruz. Gracias a esta nueva visión de Cristo en la cruz y al perfecto amor de Dios por mí, puedo practicar un amor sacrificado por mis hermanos. Derriba los muros de la autoprotección y ama como Él nos amó, sacrificialmente. "Con esto, todos sabrán que ustedes son mis discípulos si se aman".