Sabiduría para la vidaMuestra

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Hay cosas que van y que vienen, hay cosas que regresan y algunas que no vuelven más. Hay planes que se alcanzan y otros que no. Hay metas a las cuales se llega y otras que quedan muy lejanas. A lo largo de la vida, hay muchos sueños que se volverán realidad y algunos que, en el camino, se nos esfumarán en la mano.

El día de hoy, quiero animarte a que seas una persona que avanza, que mira hacia adelante, que proyecta, que sueña. Pero también quiero aconsejarte  que seas sabio y prudente en cuanto a las cosas que persigues y la manera en que lo haces.

Muchas veces, no nos damos cuenta de que la mayoría de las cosas que nosotros vemos como indispensables no lo son. Y aquellas que sí deberían serlo terminan ocupando un nivel de importancia muy por debajo del cual debería estar.

¿Cuántas veces ponemos el trabajo por encima de la familia? ¿Horas extras por encima del tiempo con nuestros hijos? ¿Regalos ostentosos por encima de tiempo de calidad matrimonial? Estos y muchos más pueden ser los errores por los cuales luego es tarde lamentarse. 

La palabra de Dios nos exhorta a no gastar en cosas que se pueden esfumar de la mano. Seamos inteligentes, buenos inversionistas. Aprendamos cuánto invertir en cada cosa y a darle a cada área de nuestra vida el lugar de importancia que merece. No dejemos que las cosas que parecen ser importantes y no lo son nos terminen engatusando de tal manera que al final de nuestra carrera nos quedemos sin nada en nuestras manos.