El despertar de liderazgoMuestra

Mantener viva la pasión

En nuestra generación acelerada, estamos tentados a ocuparnos con muchas cosas diferentes. Estas cosas pueden no ser necesariamente malas. Pero al igual que nosotros, los primeros cristianos casi perdieron de vista lo básico cuando se enfrentaron con una necesidad específica de la sociedad de su tiempo: la distribución diaria de alimentos para las viudas.

Los apóstoles entendieron que debían entregar esta responsabilidad a hombres llenos del Espíritu y sabiduría, para que ellos, como líderes, pudieran dar toda su atención a la oración y al ministerio de la Palabra; volvieron a lo básico. El resultado fue un momento de gran avance para la iglesia en Jerusalén: “Y la palabra de Dios se difundía: el número de los discípulos aumentaba considerablemente en Jerusalén, e incluso muchos de los sacerdotes obedecían a la fe” (Hechos 6: 7) NVI.

A pesar de esto, cuando leemos el libro de Apocalipsis, descubrimos que algunas de las iglesias que comenzaron con gran poder y autoridad estaban en peligro de no terminar bien. Los creyentes en Éfeso estaban llenos de obras admirables, pero habían perdido su "primer amor" por el Señor (Apocalipsis 2:4). Jesús dijo que la iglesia en Sardis estaba espiritualmente "muerta" (Apocalipsis 3:1). Y los cristianos en Laodicea eran tan tibios que Jesús dijo que los iba a escupir de Su boca. (Véase Apocalipsis 3:15-16).

Como líderes del reino, ¡esto debería decirnos mucho! Si queremos terminar bien la carrera, debemos mantener nuestra pasión. En palabras del apóstol Pablo a Timoteo: "Aviva la llama del don de Dios que recibiste cuando te impuse las manos" (2 Timoteo 1:6). En otras traducciones, vemos que Pablo nos compara con ascuas de fuego en declive que deben ser continuamente avivadas en llamas o reavivadas.

En palabras que ahora suenan proféticas, el fundador del Ejército de Salvación, William Booth advirtió una vez: "Considero que los principales peligros que enfrentaremos el próximo siglo serán la religión sin el Espíritu Santo, el cristianismo sin Cristo, el perdón sin arrepentimiento, la salvación sin regeneración, la política sin Dios y el cielo sin infierno ".

La religión muerta y la teología vacía nunca cambiarán el mundo. Lo que el mundo necesita y está pidiendo desesperadamente son cristianos cuyos corazones estén ardiendo de pasión por Jesús. La transformación no vendrá de oradores talentosos o comunicadores bien entrenados. Necesitamos mucho más que eso. Necesitamos hombres y mujeres que pasen tiempo en la presencia del Señor, que escuchen a Dios y comuniquen Su corazón. Personas que amen al Señor y a Su pueblo más que a su carrera, ministerio e incluso, sus propias vidas.

Provocador de pensamientos:

No podemos cambiar nuestro pasado, pero las elecciones que hacemos cada día determinan nuestro futuro. ¿Qué elecciones puedes hacer hoy para mantener vivas la pasión y la llama de tu fe?