El Dador De La GraciaMuestra

Día Dos: ¿Dónde Se Encuentra Tu Identidad?

 
Simón estuvo a la orilla del mar limpiando sus redes de pesca cuando su hermano Andrés llegó corriendo con la noticia: “¡Lo he encontrado! ¡El Mesías está entre nosotros!” Al encontrarse con él cara a cara, el Señor miró fijamente a Simón y le declaró que su nombre sería “Pedro”. ¿Te puedes imaginar cómo se sintió en aquel instante? Fue su primera interacción con el Mesías y ya se le había dado un sobrenombre: Pedro, que significa “la roca”. No podía ni imaginar cómo este nombre lo llegaría a definir algún día. Pero aún nos queda  la duda, ¿qué hizo Pedro después de este encuentro divino?

La próxima vez que se encontraron, Simón Pedro acababa de terminar una noche de pesca y regresaba con las manos vacías a la orilla del mar. Enjuagó las redes en el agua, tal vez intentando eliminar el hedor de su fracaso. Jesús se acercó y pidió sentarse en la barca para poder enseñar a la multitud de personas que se había reunido allí.

Cuando terminó de enseñar, Jesús le dijo a Pedro: –Lleva la barca hacia aguas más profundas y echen las redes para pescar. Pedro parecía inseguro, pero le dijo a Jesús que lo intentaría. En una asombrosa muestra de la provisión de Dios, Jesús hizo que la red de Pedro se desbordara de peces. ¡Fueron tantos que tuvo que pedir ayuda a sus amigos! Jesús no solo satisfizo las necesidades de Pedro, sino que hizo muchísimo más que todo lo que pudo imaginar o pedir. Al ver su poder, Pedro cayó a sus pies en reverencia.

Ese día Andrés y Pedro respondieron el llamado para seguir a Jesús y convertirse en pescadores de hombres. Pero, ¿Pedro aún conservaría rasgos de su antigua identidad? Ya había regresado una vez al mar después de haberse encontrado con el Mesías. ¿Y no es verdad que todos preferimos estar en un lugar donde nos sentimos seguros, cómodos y sin la necesidad de Dios?

Con mucha frecuencia es en los lugares donde nos sentimos más seguros de nosotros mismos que Dios aparece para demostrar que Su poder es mayor. Y es en nuestros momentos de debilidad y necesidad que Él muestra que nada es demasiado difícil para Él.

Reflexión: ¿Cuáles son los lugares de seguridad y comodidad dentro de su propia identidad? ¿Podría ser dinero, una relación, un estatus social o reputación?

Oración: “Señor, ayúdame a sentirme seguro de quién dices que soy y no creer las mentiras de quién dice el mundo que soy. Amén.”