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¡Reedifiquemos!

DÍA 1 DE 14

Considerando el hoy...

Escuchando y leyendo, reracciones y todo tipo de comentarios u opiniones con respecto a la Iglesia me pregunté; ¿por qué ya la gente no considera la Iglesia como antes? ¿Por qué cuando se tornan a mirarnos o expresan alguna opinión sólo es en forma despectiva, burlona o de crítica? ¿Por qué si Dios nos ama, permite que esto esté sucediendo? 

Necesitamos ser realistas; todo esto no es otra cosa que oprobio y es lo que estamos viviendo hoy. 

El Oprobio se refiere a el deshonor y la vergüenza.  Aquello que socialmente se ve como una deshonra, sería la descripción más parecida a oprobio

Encontramos estas mismas circunstancias en el libro de Nehemías capítulo 2 y verso 17. Nehemías lo expresó así:  Les dije, pues: Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos más en oprobio

Las circunstancias que estamos viviendo hoy, no son muy diferentes a las que vivió Nehemías. Si Dios amaba la ciudad de Jerusalem, ¿por qué estaba su muro caído y sus puertas quemadas? Si era la ciudad Santa, ¿por qué estaba en oprobio? y ¿porqué los judíos no hacían nada?

Estos judíos habían escapado de la cautividad, por lo cual eran muy afortunados. Sin embargo, desafortunadamente frente a las circunstancias, ellos manifestaron indiferencia por la ciudad Santa, dejadez, desánimo y falta de compromiso con el Dios que les había librado. Su falta de entuciasmo y fe eran palpables. Ellos no sólo habían escuchado sobre el panorama en Jerusalem, ellos lo habían observado con sus propios ojos y habían quedado atrapados en la preocupación, entre el mal y la afrenta.

La preocupación sólo anhela cambios, pero la acción los provoca.

Cuando Nehemías escuchó sobre la situación, el se lamentó, lloró, hizo duelo, pero también ayunó y oró. El se movió a la observación. Quiso ir y verlo con sus ojos y llevó su preocupación a la acción.

Es esto precisamente lo que Dios espera de la Iglesia hoy. No basta con escuchar, observar y mantenernos preocupádos por lo que es un hecho; que estamos en oprobio. Necesitamos actuar.

Indiscutiblemente, Dios ama su Iglesia, pero nuestro descuido, dejadez, indiferencia, entretenimientos, comodidad, entre tantas cosas nos ha llevado a la inacción y al oprobio que hoy estamos viviendo. Reconocer esto, no es otra cosa que confesarnos delante de Dios y fue lo que Nehemías también hizo.

Y dije: Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos; esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago ahora delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos; y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado. En extremo nos hemos corrompido contra ti, y no hemos guardado los mandamientos, estatutos y preceptos que diste a Moisés tu siervo. Acuérdate ahora de la palabra que diste a Moisés tu siervo, diciendo: Si vosotros pecareis, yo os dispersaré por los pueblos; pero si os volviereis a mí, y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, aunque vuestra dispersión fuere hasta el extremo de los cielos, de allí os recogeré, y os traeré al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre. Nehemías 1:5-9

La confesión de nuestra responsabilidad y condición nos abre el camino a la restauración y reedificación.

Todos anhelamos la bendición de Dios; ver puertas abiertas a nuestro favor, y sabemos que aunque estemos viviendo un tiempo histórico de oprobio mundialmente; aun el brazo de Dios no se ha cortado para bendecir.

Sin embargo, no podemos enfocarnos en las puertas de bendición, si no hacemos lo que nos corresponde para que esas puertas también estén protegidas. Cuando somos indiferentes en proteger aquello que es nuestra bendición, entonces el enemigo también entrará. Necesitamos también reedificar el muro que guarda esas puertas. 

Durante los siguientes días podremos conocer esas puertas de bendición representadas por las puertas de Jerusalén; la condición en la que se encuentran y cómo podemos edificar muros que cierren toda posibilidad de destrucción a nuestro adversario.


Día 2

Acerca de este Plan

¡Reedifiquemos!

Estamos viviendo tiempos de oprobio. Las circunstancias que estamos viviendo hoy, no son muy diferentes a las que enfrentó Nehemías. Si Dios amaba a Jerusalem, ¿por qué estaba su muro caído y sus puertas quemadas? Si era la ciudad Santa, ¿por qué estaba en oprobio? Aunque hoy parezca que está todo arruinado ¿que tal si reedificamos y desechamos el oprobio?

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Nos gustaría agradecer a Iglesia Tabernáculo de Evangelización por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.facebook.com/pastoraglendalizamador