Encontrando El CaminoEjemplo

Por más básico que pueda sonar esto, es importante entender de quién somos. A quién le pertenecemos. El conocimiento de quién es Dios, nuestro Padre y Salvador, cambia nuestra manera de entender nuestra identidad, propósito y llamado. Como lo hemos venido hablando en los días anteriores, hay una lucha evidente la cual ataca directamente nuestra identidad, propósito y llamado. 

Así que lo primero en entender es de quién somos. Al momento de decir que somos salvos, de llamarnos creyentes, cristianos, ¿Qué impacto tiene esto? En muchas ocasiones, la razón por la cual no podemos rendir nuestros sueños y vidas a Dios, comprender nuestra identidad y guerrear espiritualmente es porque no hemos comprendido de quién somos. Juan 16:33b dice, “En el mundo tendrán aflicción; pero confíen, yo he vencido al mundo.” (RVC) Es inevitable la guerra, la duda, el miedo, la confusión, las tentaciones, y todo aquello que viene como producto de este mundo caído. Sin embargo, Cristo ha vencido a la muerte, al pecado, y al enemigo. Por esa razón podemos confiar plenamente en Él, el Dios todopoderoso. 

La importancia de tener una intimidad con Dios es que conocemos Su esencia, y al conocerlo, podemos confiar ciegamente en Él. Nuestra fe está plantada en la verdad de que Él es victorioso, que Él es el Rey y es el Señor de todas las cosas, que es Bueno, Amoroso, Misericordioso, Omnipotente, Omnisciente, Omnipresente, el Principio y el fin. Él es el Creador, él que tiene conocimiento del por qué y para qué. Él único que sabe lo venidero y él único con control absoluto de todo aquello que se sale de nuestras manos.