Vestidos Con La Armadura De Dios en Nuestro TiempoMuestra

El escudo de la fe

Un escudo romano llegaba a tener aproximadamente un metro de altura, y era lo bastante ancho y curvo, con lo que lograban desviar las flechas y los golpes del armamento enemigo.

Los legionarios colocaban los escudos de frente y hacia arriba, consiguiendo protegerse de los proyectiles enemigos, táctica que se inmortalizó, empleándose hoy día en las fuerzas policiales de orden público.

En otro orden, según los expertos, las flechas encendidas no estaban destinadas a matar a soldados del ejército contrario, sino para distraerlos de los verdaderos ataques.

La fe es uno de los aspectos Espirituales más importante del cristiano, no nos evita del ataque del enemigo, pero nos ayuda a apagar esas flechas encendidas que están dirigidas hacia nosotros.

Es interesante ver los ejemplos de Job y Pedro, ambos pedidos a Dios para ser atacados, pero Dios y Jesús no le dijeron al enemigo, no los ataques, mas bien, vemos en el caso de Pedro que le es revelado que fue pedido para ser "zarandeado como trigo".

Zarandear el trigo es separar el grano de la paja y para eso se usa un colador llamado zaranda, este se sacude fuertemente de un lado a otro y hace que la paja quede en el colador y solo el grano limpio caiga para luego ser guardado en el granero.

Sin embargo, Jesús le dice a Pedro que ha orado para que su fe “no falte”, y le dice luego cuál será su primera sacudida: Negará a su Señor, por quien según él estaba dispuesto a morir (Lucas 22:32-34)

Volviendo al escudo, vemos una característica interesante, y es que si bien un soldado usándolo solo, evitaba que la flecha encendida lo atravesara; era cuando el ejército unía todos sus escudos que podía avanzar hasta llegar hasta el fuerte enemigo y atacar.

Jesús dijo: en el mundo tendréis aflicción (Juan 16:33), porque es necesario que vengan los tropiezos (Mateo 18:7) 

¿Crees que hoy estas siendo sacudido? Levanta tu escudo y pide a tus hermanos que levanten los suyos para que puedas avanzar.

En conclusión, con la fe podemos hacer frente a cualquier ataque del enemigo, no importa la situación que un cristiano esté enfrentando, su confianza en Dios lo mantiene firme en sus caminos.

Puede ser que tu fe falle, pero asegúrate de que nunca te falte, mantén tu escudo en posición junto a tus hermanos, para que puedan avanzar sin distraerse por las flechas encendidas.