No Calificamos, Pero Aun Así, Dios Decide UsarnosMuestra

Avanzamos por los frutos del Espíritu

Cada vez que avanzamos un paso en el Señor, Él nos lleva a otro nivel. Y en ese nuevo nivel también nos sobrevendrán pruebas y obstáculos que tendremos que enfrentar. Probablemente sean mayores que aquellos que tuvimos que enfrentar antes. Sin embargo, debemos seguir firmes en avanzar en el propósito de seguir dando fruto y del resto Él se encargará. 

Es necesario hacer una aclaración: las obras que hacemos para el Señor porque Él es quien ha colocado en nosotros tanto el querer como el hacer no son frutos. Algunas personas suelen jactarse de las obras que hacen para el Señor y consideran que están caminando bien delante de Él, por el activismo religioso que ejercen; sin embargo, no son las obras las que testifican de la transformación que Cristo realiza cada día en nosotros, son los frutos del Espíritu los que nos acercan a su carácter; no olvidemos que es ese nuestro principal propósito como hijos de Dios, parecernos cada vez más a Él y ser cada vez menos como nosotros mismos. 

“Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. Contra tales cosas no hay ley.” Gálatas 5:22 (RVC) 

Esta cita bíblica me lleva a pensar a que las obras que hacemos para el Señor: compartir su Palabra, escribir, cantar, etc. nos ministra primeramente a nosotros antes de que otras personas sean ministradas; así obra el Señor. Crecemos conforme a la ministración que ejerce el Espíritu Santo en nosotros y que hace que produzcamos los frutos anhelados por nuestro Padre. No es gratuito lo que Dios nos permite hacer en el Nombre de su Hijo Jesús, lo que nos es dado es para que lo pongamos en práctica y testifiquemos a través de nuestra manera de vivir para su gloria. 

Siempre he pensado que hacer algo para al Señor conlleva no sólo un privilegio y un gran honor al haber hallado gracia delante de Él sino que además tiene el propósito de forjar nuestro carácter y encaminarnos con mayor exigencia hacia la obediencia para que avancemos en el perfeccionamiento de su obra en nosotros.