No Calificamos, Pero Aun Así, Dios Decide UsarnosMuestra

Avanza, siempre avanza

Te animo a perseverar en obediencia ante Dios, vivir regido totalmente por su voluntad sin importar los obstáculos que puedas enfrentar, no te rindas, sigue avanzado sin dar trascendencia a lo mucho que te puedan juzgar o señalar.

Sigue confiando en Jesús aun cuando sientas que no aguantas más. Podrán venir voces enemigas para intentar desenfocarte de Él. Estas voces te intentarán acusar, herir y amedrentar con el único propósito de que dejes de mirar a Jesús y te distraigas con el dolor y el sufrimiento. Las palabras de los insensatos estarán acorde a lo que les preocupa según el afán del día a día; sin embargo si te mantienes en pie de lucha confiando en tu Roca y lleno de esperanza en las promesas de tu Padre Celestial confiando plenamente en Él, el poder de su Espíritu se encargará de silenciar toda voz que no comulga con su voluntad para tu vida, aquietará toda tormenta que pretenda hundirte y silenciará toda palabra de maldición, destrucción o perjuicio que puedan proferir en tu contra. Tan sólo mantente firme en la fe en Cristo Jesús, no desmayes porque Él es tu Salvador y tu Defensor. Él no te dejará en vergüenza.

Avanza, siempre avanza. Sin importar lo oscuro que pueda estar el trayecto porque Jesús es lumbrera a tu camino, con Él estás seguro. Nunca calificarás para el mundo incluso puede que para algunos de tus hermanos en la fe tampoco califiques. Sin embargo, lo que te debe importar es que Dios te ha confiado una tarea y no puedes desfallecer, debes seguir avanzando en cumplir su propósito. Fue Él quien te eligió para tal labor, por su gracia y su bondad en Cristo Jesús, y es por su Santo Espíritu que fluye a través de ti que puedes hacer lo que haces para Él, así que ¡ánimo, fuerza! ¡Sigue adelante! 

Tu llamado fue de parte de Dios y no de parte de ningún hombre; es Él quien tiene la autoridad de refrenar ese llamado. Mientras Él no lo haga, no hagas caso a los juicios de quienes hay a tu alrededor. Recuerda que se trata de un don de Dios; es por gracia para que nadie se jacte, es por Él y para Él en Cristo Jesús, en el poder de su Espíritu.

No calificamos, pero aun así, Dios decide usarnos.