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Aprendiendo a superar la ansiedad

DÍA 2 DE 8

Tal parece que desde los tiempos de la iglesia primitiva ya se observaba esta condición que llamamos ansiedad o afán, que tiene que ver con la incertidumbre acerca de lo que traerá el futuro, y que mantiene nuestra mente en un estado de inquietud dolorosa, de desazón, de intranquilidad, afectándonos negativamente en forma física, mental, emocional y espiritualmente.

Lamentablemente muchos creyentes no escapan a esta condición de afán y exceso de ansiedad. A pesar de que Dios ha prometido cuidar de sus hijos y suplirles en toda necesidad.

La ansiedad puede convertirse en un estilo de vida

En Filipenses 4:6-7: Por nada estéis afanosos (que ninguna circunstancia os agobie), la conjugación es de tiempo presente (no aoristo), lo cual indica que la preocupación no es puntual en el tiempo —sobre un tema concreto, por ejemplo— sino más bien habitual y constante en el tiempo: No os estéis preocupando, o más al fondo de la cuestión: No seáis personas preocupadizas, propensas a la preocupación. 

En este contexto preocuparse se presenta como un estilo de vida, como un hábito. Hay personas, y a aún creyentes, que hacen del afán un estilo de vida, una forma habitual de ser y estar en el mundo. Para muchas personas el afán puede llegar a convertirse en una condición crónica en su vida (un estado permanente, una actitud recurrente). 

Por nada estéis afanosos no es un llamado a vivir una vida irresponsable y displicente. Es más bien un llamado a no angustiarse y preocuparse excesivamente, al punto de perder la paz y enfoque. No estar preocupado por el futuro no es sinónimo de no planificar o no ser previsivo. La amonestación es contra la ansiosa preocupación y el temor paralizante hacia el futuro; el llenarnos de expectativas catastróficas.

La ansiedad generalizada parte la mente por la mitad (fragmenta nuestra percepción) y crea mentes de doble ánimo, distorsionando nuestra visión de las cosas. Entonces, en vez de resolver los problemas de mañana, la preocupación se roba la fuerza y la vitalidad de hoy. Cuando se divide la mente, la energía se disipa y se desperdicia. 

Por otra parte, la ansiedad en el ámbito espiritual es un síntoma de una fe frágil, que no es capaz de confiar en Dios enteramente. 


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Acerca de este Plan

Aprendiendo a superar la ansiedad

La palabra ansiedad del griego merimna, de meiro (dividir) y noos (mente), indica distracciones, cargas y preocupaciones. Significa estar ansioso anticipadamente acerca de la vida diaria. Esta palabra describe a una persona que tiene la mente dividida. Significa ser atraído o estirado en diferentes direcciones. En ocasiones podemos experimentar ansiedad generalizada, y vivir con angustia e intranquilidad. Pero en Dios tenemos la solución a la ansiedad.

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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/